A tres semanas de las elecciones, el capricho de Javier Milei de sostener como candidato a José Luis Espert, no sólo genera pánico en la cúpula de La Libertad Avanza (LLA), sino que en las filas del PRO están que trinan con una decisión que, aseguran, los arrastrará a una durísima derrota en la provincia de Buenos Aires.
En el Gobierno ya nadie discute que se llegará a los comicios en el momento más complicado de Milei en su año y sus 22 meses de gestión. “Tenemos que salir de la inacción, pero va a ser difícil correr el tema de la agenda mediática”, reconocen, casi con resignación, los libertarios de paladar negro.
Mientras tanto, en el comando electoral del oficialismo todavía no disponen de datos certeros respecto de cuál podría ser el efecto del caso de Espert en la contienda del domingo 26 de octubre, que se convirtió en una prueba de fuego para el Gobierno. En ese desconcierto, la apuesta del presidente de mantener la postulación del economista a como dé lugar, obliga a un replanteo de la campaña y divide a los libertarios de Pro, cuyos jefes y referentes reclamaron apartarlo del proceso electoral para evitar un daño devastador en la imagen de Milei.
“Todavía no sabemos cómo va a repercutir. El lunes [por mañana] vamos a volver a charlar, pero esto afecta mucho la campaña porque nadie quiere salir a poner la cara”, señala uno de los cuadros políticos de LLA que confiaron en la palabra de Espert, y que ahora no logra salir de la conmoción por las revelaciones del caso.
Por ahora, los estrategas electorales del oficialismo no definieron cuál será el esquema de la campaña bonaerense de Espert. Eso sí: los macristas ya avisaron que no quieren compartir actos con el economista. “No se entiende por qué Milei no lo entrega”, se lamentan en el partido de Macri.
Ayer, Espert llegó al extremo de mostrar lágrimas de cocodrilo durante una entrevista con radio Mitre, cundo intentaba refutar las críticas por su vinculación con Fred Machado, quien le transfirió unos 200 mil dólares en enero de 2020. Dijo que sentía “golpeado”, con “bronca”, y volvió a victimizarse. No solo enmarcó la denuncia en la campaña electoral y lo vinculó con una maniobra de Juan Grabois, candidato del kirchnerismo, sino que dijo que sufría un “linchamiento mediático”. “Hay que esperar y ver cómo repercute”, plantean en la Casa Rosada. Hasta ahora no saben cómo recuperar la iniciativa y la confianza.
El hecho es que el terminante respaldo de Milei a Espert provocó un fuerte desconcierto en el PRO. Los macristas ya estaban desencantados con el diseño de la estrategia para enfrentar al peronismo, y se mostraban perplejos por la feroz interna en el Gobierno. Pero ahora asumen que el escándalo no solo complica seriamente la chance de recortar la ventaja de casi 14 puntos que le sacó el PJ a LLA en septiembre en la elección bonaerense, sino que podría poner en jaque al proyecto nacional de Milei. “Es la campaña imposible”, sentencian en la cúspide de Pro. “No podemos quedar pegados a la narcopolítica”, agregan.
Por todo eso, la moral de la militancia de PRO está por el suelo. Y es difícil que los candidatos macristas -desde Diego Santilli hasta Alejandro Finocchiaro o Florencia de Sensi- que figuran en la lista de LLA en la provincia, acepten compartir un acto o actividad con Espert, quien sigue sin disipar las sospechas por su relación con Machado, acusado de narcotráfico, lavado de activos y fraude en la Justicia de los Estados Unidos.
Para experimentados jugadores electorales como Cristian Ritondo y Santilli, la densidad de Espert como cabeza de lista es una ventana a la derrota que no están dispuestos a tolerar, y mucho menos a cambio de haber resignado la marca propia en un acuerdo que, a costa de perder nitidez electoral, les permitía mantener una sobrevida política en un momento donde el PRO sigue midiendo menos de diez puntos en las encuestas.
En el macrismo vislumbran que será difícil “motivar” a los casi dos millones de bonaerenses que no concurrieron a votar en los comicios del 7 de septiembre último. Incluso, existe temor de que haya bajas entre los fiscales que se anotan como voluntarios. “Esta campaña está terminada, vamos a perder por 15 puntos”, se resignan en el campamento del partido de Macri. Y como si fuera poco, pronostican que el escándalo le pondrá un techo a la performance de Patricia Bullrich en la Capital.