Mientras en Venezuela o Colombia los marines norteamericanos bloquean las costas y derriban cualquier embarcación, en la Argentina de Javier Milei ya no hacen falta marines: basta con un banquero y tres jets privados para tomar el control del país.
Ayer, Jamie Dimon, CEO del JP Morgan Chase Bank, el banco más poderoso del planeta, aterrizó en Ezeiza con una flota de tres aeronaves, acompañado por un séquito de directivos de Wall Street, el ex primer ministro británico Tony Blair y la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice. La excusa: participar de un foro en el Teatro Colón.
La realidad: sellar el desembarco definitivo del poder financiero en la economía argentina.
Un desfile de camionetas negras blindadas invadió la calle Posadas, donde se hospedan las personalidades de Wall Street. El despliegue incluyó escuadrones de seguridad privada, inspectores antiexplosivos de la Policía Federal y un operativo digno de una cumbre del G20.
Los magnates se alojaron en el mismo hotel que Rod Stewart, una postal tan absurda como simbólica: el rock conviviendo con la rendición económica.
El Teatro Colón será hoy el epicentro del “foro”. Allí, entre copas de champán, los dueños del dinero hablarán de “inversiones”, “apertura” y “confianza” mientras el país real sufre recortes, despidos y un dólar fuera de control.
El JP Morgan, actor clave en la recompra de bonos anunciada por el Gobierno y principal interesado en un préstamo privado de 20.000 millones de dólares, viene a cobrar en persona.
A cambio, Milei ofrecerá lo que mejor sabe entregar: soberanía, activos públicos y una sonrisa servil.
El Gobierno intentará vender la reunión como una “muestra de apoyo internacional”. Pero en los pasillos de la City porteña se habla de otra cosa: “el día en que la Argentina firmó la rendición sin disparar un solo tiro”.
Mañana, en la Casa Rosada, Milei recibirá a Dimon, Blair y Rice. Les dará la bienvenida, los aplaudirá y —como buen anfitrión del nuevo orden financiero— entregará todo lo que pidan.
La foto quedará para la historia: tres jets extranjeros, un banquero sonriente y un presidente arrodillado.
El saqueo comenzó. Y esta vez, ni siquiera hizo falta invadir.
1 comentario
La verdad tengo ganas de vomitar , nadie va a parar a estos mafiosos delincuentes hay que prohibirles. La estrada al país!;; y a Milei apátrida cipayo juicio político ya con todos los corruptos que los acompañan y desconocer lo que firmen estos ladrones porque no paso por el congreso ni la camara de diputados , a los yanquis echarlos a patadas “