Mientras el presidente Javier Milei recorre el mundo participando en encuentros con la ultraderecha, donde repite una y otra vez las mismas frases —que “los argentinos ya no quieren más socialismo del siglo XXI” y que “ya se dieron cuenta de la mentira”—, en la Argentina se monta otro espectáculo: el de los tribunales de Comodoro PRO, con un nuevo intento de sentar a Cristina Fernández de Kirchner en el banquillo de los acusados, en un juicio tan armado como el de los cuadernos.
Durante su aburrida exposición en el América Business Forum de Miami, Milei volvió a defender el capitalismo salvaje como “un sistema moral y ético”, atacó al Estado —que según él “cuando se vuelve sobre los derechos de los individuos, los convierte en esclavos”— y exhortó a los norteamericanos a “no dejarse intimidar por algunos resultados locales”, en alusión al triunfo del demócrata Zohran Mamdani en Nueva York.
Paradójicamente, mientras hablaba de “la ética del capitalismo”, se conocía que, gracias a maniobras financieras previas a las elecciones y con la intervención del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Besentt, habría obtenido una ganancia cercana a los 200 millones de dólares, dinero aportado por el Banco Central, o sea, por todos los argentinos.
No todo fue éxito en su gira: Milei se quedó sin la foto soñada con Messi, aunque logró posar con David Nalbandian y los tenistas españoles Rafael Nadal y Carlos Moyá.
El show porteño
Mientras tanto, en Buenos Aires, comenzó el juicio por la causa Cuadernos, una parodia judicial que busca revivir viejos fantasmas. La defensa de Cristina Fernández de Kirchner denunció fuertes irregularidades en el proceso, recordando que “los registros que supuestamente prueban la asociación ilícita primero no existían y después milagrosamente aparecieron”.
El abogado Carlos Beraldi fue categórico: “Este proceso se inició de manera totalmente irregular, basado en unos cuadernos que supuestamente se habían quemado y después, milagrosamente, reaparecieron.”
También cuestionó que la Justicia viola las garantías constitucionales al juzgarla por hechos de los cuales ya fue absuelta.
Así transcurre la doble función: Milei da cátedra sobre “moral capitalista” en Miami, mientras en Buenos Aires los jueces del PRO intentan escribir la próxima temporada del lawfare.
Pero ni las luces de Florida ni los flashes de Comodoro Py pueden tapar lo evidente: Milei gobierna para el Norte, mientras en el Sur crece el hambre, la bronca y la memoria.
