Mientras Estados Unidos insiste en que el “patio trasero” de América Latina debe obedecer —ya sea mediante el garrote, como en el Caribe, o mediante tratados comerciales diseñados para su beneficio—, el gobierno de Javier Milei decidió convertirse en el primero en aceptar todos los condicionamientos que perjudicarán durante años a los argentinos.
Ayer, la Casa Blanca anunció que se estableció el marco de un acuerdo de comercio recíproco e inversiones, que abre las puertas del mercado local casi sin límites a productos estadounidenses de todo tipo, mientras que pocos o ninguno de los bienes argentinos tendrá acceso real al mercado norteamericano.
El ex canciller y ahora diputado electo Jorge Taiana se mostró sorprendido por la forma en que se comunicó el anuncio, remarcando que Estados Unidos lo informó en soledad, sin una declaración conjunta: “Corresponde que lo anuncien los dos y no uno solo, mientras el otro guarda silencio”, dijo.
Agregó que el Gobierno tomó “una decisión totalmente opuesta a la política exterior de los últimos años”. “No nos interesa negociar con mercados emergentes ni con nuestros aliados: ahora solo nos sometemos a Estados Unidos”, sostuvo. Y advirtió que esto deja a la Argentina en una posición de enorme debilidad económica y diplomática.
En su análisis, Taiana subrayó que el entendimiento es “todo para ellos, nada para nosotros”, y lo calificó como un “disparate colosal”. Entre los puntos más preocupantes, mencionó la apertura a productos estadounidenses sin certificación local, incluyendo sectores sensibles como el farmacéutico, el agropecuario y el industrial. Esto permitiría que bienes “made in USA” ingresen sin controles obligatorios para los productores argentinos.
La lista de productos que podrían entrar sin restricciones incluye desde ganado en pie, pollos y cerdos, hasta maquinaria agrícola y soja. Taiana remarcó que Estados Unidos es un productor de soja incluso mayor que la Argentina, por lo que competir con ese volumen golpearía de lleno a las economías regionales y al sector agroexportador.
El excanciller comparó la situación con el histórico pacto Roca-Runciman de 1933, cuando Argentina aceptó condiciones desfavorables para mantener su vínculo con el Reino Unido. “Nos estamos atando con cadenas a un imperio”, afirmó, y agregó que Estados Unidos enfrenta dificultades crecientes para competir globalmente.
“En lugar de negociar lo mejor para la Argentina, elegimos atarnos al ancla de un barco que se está hundiendo”.
Puntos centrales del acuerdo
- Reducción de aranceles
Argentina ofrecerá acceso preferencial a productos estadounidenses como:
- medicamentos
- maquinaria
- dispositivos médicos
- vehículos
- productos agrícolas
Estados Unidos, en comparación, eliminará aranceles solo para ciertos recursos naturales y artículos farmacéuticos no patentados.
Además, ambos países se comprometieron a “facilitar” el comercio de carne bovina, un rubro estratégico para ambas economías.
- Eliminación de barreras no arancelarias
Argentina:
- desmanteló licencias de importación,
- se comprometió a eliminar formalidades consulares en exportaciones de EE.UU.,
- reducirá gradualmente el impuesto estadístico,
- aceptará productos con normas técnicas norteamericanas sin exigir certificación local,
- reconocerá estándares de seguridad vehicular de Estados Unidos,
- y avalará directamente las aprobaciones de la FDA.
- Propiedad intelectual
El acuerdo exige que Argentina:
- refuerce la lucha contra piratería y falsificación, incluso digitalmente,
- se acerque a estándares internacionales de patentabilidad,
- acelere trámites de patentes reclamados por Washington.
- Agricultura
Argentina abrirá su mercado a:
- ganado bovino vivo estadounidense,
- aves de corral en un año,
- productos cárnicos y lácteos sin requisitos adicionales.
También se eliminan trabas a ciertas denominaciones de carnes y quesos.
- Trabajo y medio ambiente
Incluye cláusulas sobre:
- prohibición de bienes producidos con trabajo forzoso,
- compromisos ambientales,
- lucha contra la tala ilegal,
- acuerdos sobre subsidios pesqueros.
- Seguridad económica y control estratégico
Ambos países cooperarán en:
- control de exportaciones,
- prácticas comerciales no competitivas de terceros países,
- seguridad económica y militar vinculada al comercio.
- Minerales críticos
Se acordó “facilitar inversiones” y “estabilizar cadenas de suministro”, lo que en la práctica implica mayor control estadounidense sobre recursos estratégicos.
También se comprometieron a coordinar el comercio global de soja.
- Comercio digital
Argentina reconocerá a Estados Unidos como jurisdicción adecuada para transferencias internacionales de datos, incluso datos personales.
Se evitarán regulaciones que afecten a plataformas y servicios digitales norteamericanos, y se aceptarán firmas electrónicas emitidas bajo legislación estadounidense.
Mientras el Gobierno celebra obedecer a Washington como si fuera un logro histórico, la realidad es brutal: Estados Unidos se queda con el mercado, con los estándares, con los datos, con las reglas y con los recursos estratégicos, mientras la Argentina entrega capacidad productiva, empleo, soberanía y futuro.
Es el viejo pacto colonial maquillado con palabras modernas: “cooperación”, “libre comercio”, “seguridad económica”. Pero la traducción es simple y cruda: ellos venden, nosotros compramos; ellos deciden, nosotros acatamos.
La historia ya había escrito este capítulo. La diferencia es que ahora el Gobierno lo firma con entusiasmo. Y lo peor ni siquiera es la entrega: lo peor es que la llaman libertad.
