
Mientras Javier Milei se entretiene dinamitando derechos laborales, endeudando al país a tasas impagables y amenazando con asfixiar financieramente a la provincia más grande de la Argentina, la política real —la que pisa barro, escucha a la gente y gestiona— le devuelve una foto que al Presidente le resulta insoportable: Axel Kicillof y los intendentes del Gran Buenos Aires crecen, sostienen la imagen y amplían poder territorial, aún en medio del ajuste feroz del gobierno libertario.
Con inflación que no frena, jubilaciones pisadas, salarios destruidos y servicios públicos por las nubes, Kicillof mantiene una imagen positiva estable de entre 47 y 50 puntos tras seis años de gestión. Un milagro político para un Presidente que pasa más tiempo en aeropuertos que gobernando en la Argentina.
Pero lo que realmente inquieta a la Casa Rosada es lo que ocurre abajo, en el territorio que siempre definió la política nacional: los intendentes del GBA no solo resisten el ajuste, sino que crecen en imagen. Y lo hacen gracias a algo que Milei desconoce por completo: gestión concreta, cercanía con los vecinos, obras visibles y políticas públicas reales, no tuits o videos editados.
La última encuesta de CB Consultora Opinión Pública, dirigida por Cristian Buttié, muestra a la mayoría de los jefes comunales del conurbano entre los 50 y 63 puntos de apoyo. El estudio se realizó entre el 1 y el 5 de diciembre, con 525 y 719 casos por municipio y un margen de error de +/- 3% a 4%.
La foto tiene nombre y apellido: territorio ordenado, gestión presente y una oposición real al modelo de hambre del libertarismo.
Todo lo contrario al gobierno nacional, que acumula cierres de fábricas, destrucción de empleo registrado, recortes brutales en salud y educación y un nivel de corrupción inédito: desde quedarse con fondos destinados a personas con discapacidad hasta la escandalosa criptoestafa que involucra a funcionarios nacionales.
Los números que preocupan a Milei
El ranking lo encabeza Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) con 63,9%; seguido por Federico Achával (Pilar) con 62,8%; Fernando Gray (Esteban Echeverría) con 60,7%; Julio Zamora (Tigre) con 58,4%; Jorge Ferraresi (Avellaneda) con 58,8%; Federico Otermín (Lomas) con 57,0%; Cascallares (Brown) con 54,1%; Mariel Fernández (Moreno) con 53%; Mayra Mendoza (Quilmes) con 52,4%; Juan Andreotti (San Fernando) con 52,3%; Mario Ishii (José C. Paz) con 51,8%; Espinoza (La Matanza) con 51%.
Luego siguen: Menéndez (Merlo) 48,3%; Álvarez (Lanús) 47,2%; Watson (Varela) 45,8%; Ghi (Morón) 44,3%; Selci (Hurlingham) 42,2%; Moreira (San Martín) 41,5%; Descalzo (Ituzaingó) 42,9%. Carlos Balor (Berazategui) cierra con 33,6%, pero con un 37% de desconocimiento por reemplazar recientemente al histórico dirigente Juan Jose Mussi.
El rol del peronismo
La dirigencia del peronismo tiene que dejar de preguntarse qué quiere el 40% que votó a Milei. Ese voto hoy está en crisis, frustrado y sin respuestas. El verdadero desafío está en el 60% que no lo eligió, pero tampoco se siente interpelado por el peronismo actual.
La sociedad exige algo más que diagnósticos: industria nacional, trabajo, salud pública de calidad, educación que incluya y seguridad para todos. Y, sobre todo, un rumbo económico que ponga una línea roja: primero los argentinos; después los acreedores y los fondos buitre.
El territorio ya encendió la señal. El desafío es transformar esa gestión y ese respaldo popular en una alternativa política que vuelva a enamorar.
Milei podrá tuitear, gritar y acusar conspiraciones cada vez que ve números que no le gustan. Pero los intendentes y Kicillof no necesitan pantalla: tienen gestión, territorio y resultados. Mientras el Presidente vive en guerra contra la realidad, el peronismo bonaerense muestra que cuando se gobierna bien, la gente acompaña. Y eso, para Milei, es la peor noticia de todas.

1 comentario
lo banco a morir a fernando