Tras la oficialización del proyecto de Reforma Laboral del gobierno, la CGT anunció una movilización masiva a Plaza de Mayo para este jueves 18 a las 15 horas. “Vamos a una marcha contundente para rechazar una reforma que va directamente contra los derechos de los trabajadores”, expresó el cosecretario Jorge Sola, quien además adelantó que la central obrera iniciará una batalla judicial para frenar el avance del Ejecutivo.
En paralelo, el peronismo prepara su propia resistencia parlamentaria: reuniones internas, acuerdos con gobernadores y contactos fluidos con la CGT y las dos CTA. Desde el bloque Fuerza Patria, José Mayans confirmó que los encuentros ya venían desarrollándose en reserva y que esta semana buscarán “unificar el bloque” ante un proyecto que consideran regresivo, anticonstitucional y hecho a medida de las patronales.
Los puntos clave de una reforma hecha para licuar derechos
A continuación, los principales capítulos del proyecto, presentados como “modernización laboral”, pero que en la práctica recortan derechos históricos:
- Indemnizaciones: un traje a medida para abaratar despidos
El texto reescribe el artículo 245 de la LCT. Aunque mantiene el mes por año trabajado, introduce cambios que, en la práctica, abaratan el despido:
Topes máximos de hasta tres veces el salario promedio del convenio.
Piso mínimo del 67% del salario base.
Base de cálculo restringida a la “mejor remuneración mensual, normal y habitual del último año”.
La indemnización nunca puede ser menor a un sueldo, pero se habilita que los convenios reemplacen el sistema por un fondo de cese laboral financiado solo por el empleador, un viejo anhelo empresario.
También se modifican reglas por muerte, incapacidad, reingreso y reubicación.
Es decir: la letra chica es el sueño húmedo de cualquier empleador que quiera despedir más fácil y más barato.
- Vacaciones recortadas y más flexibles para el patrón
El nuevo artículo 154 introduce:
Vacaciones entre el 1 de octubre y el 30 de abril.
Notificación obligatoria con 30 días de anticipación.
Fraccionamiento en períodos mínimos de siete días.
Una única garantía: el trabajador recibirá vacaciones en plena temporada al menos una vez cada tres años.
Si el trabajador se enferma, las vacaciones se reprograman.
Más flexibilidad para el empleador; menos previsibilidad para el trabajador.
- Jornada laboral: la flexibilización total
Con el nuevo 197 bis:
Acuerdos individuales para compensar picos estacionales.
“Banco de horas”, una herramienta que permite estirar jornadas hoy y compensarlas “algún día”.
Negociación de francos compensatorios.
Posibilidad de firmar acuerdos empresa-trabajador sin intervención sindical.
Además, se habilitan jornadas promediadas, siempre que se respeten 12 horas entre jornadas y 35 semanales.
Es el viejo sueño flexibilizador de los 90, pero en versión recargada.
- Convenios colectivos bajo presión
La reforma a la Ley 14.250 es quizás el corazón ideológico del proyecto:
Se limita la ultraactividad: al vencer un convenio, solo siguen vigentes las cláusulas normativas.
Los convenios por empresa pueden prevalecer por sobre los de ámbito mayor.
Se redefine la prelación: uno posterior puede alterar al anterior sin restricciones.
Se endurecen criterios de homologación.
Se obliga a la renegociación en el año posterior al vencimiento.
Es el golpe más directo al poder de negociación sindical en décadas.
- Paritarias: control, datos y supervisión
El proyecto crea nuevas comisiones internas paritarias con equilibrio formal entre empleadores y sindicatos. Se incorpora un supuesto deber de “negociar de buena fe”, que incluye:
Intercambio obligatorio de información económica.
Reportes de productividad y estructura de costos.
Actualización constante de datos.
A simple viste parece transparencia. En realidad, es un mecanismo para condicionar a los gremios y disciplinar salarios.
La Reforma Laboral no es modernización: es un retroceso histórico, un manual escrito para abaratar despidos, precarizar vacaciones, estirar jornadas y debilitar sindicatos. Es el sueño de las corporaciones y el infierno para los trabajadores.
El jueves será la primera prueba de fuego: o avanza la motosierra, o avanza la calle.