Mientras la CGT, las centrales sindicales y las organizaciones sociales preparan una movilización masiva a Plaza de Mayo para frenar la Reforma Laboral del gobierno —una iniciativa que ya amenaza con profundizar la pérdida de más de 126 mil empleos industriales durante la era Milei y recortar derechos para engordar las ganancias de los sectores más concentrados—, el peronismo ultima un contra-proyecto de Reforma Laboral con un objetivo opuesto: crear empleo, fortalecer derechos y alinearse con las transformaciones laborales que hoy discute el mundo desarrollado.
Aunque todavía no fue presentado formalmente, el proyecto es trabajado por un equipo encabezado por el senador Mariano Recalde y la diputada Vanesa Siley, junto a especialistas en derecho laboral. La iniciativa se construye como una respuesta directa al plan del ministro Federico Sturzenegger, al que en el peronismo definen sin rodeos como un intento de licuar conquistas históricas de los trabajadores.
Los ejes del contra-proyecto
Entre los puntos centrales que se están terminando de pulir, se destacan reformas profundas y claramente antagónicas al modelo libertario:
- Salario mínimo, vital y móvil: deberá ubicarse por encima de la Canasta Básica, para garantizar que trabajar permita vivir y no solo sobrevivir.
- Paritarias libres y sin techo: sin cupos ni límites impuestos por el Poder Ejecutivo y sin interferencias del gobierno de turno.
- Salario en dinero, no en especies: el único medio de pago permitido será el dinero. Se busca bloquear el intento oficial de habilitar pagos en alimentos, tickets u otros bienes, que el proyecto libertario permite hasta en un 20% del salario.
- Reducción de la jornada laboral: siguiendo las reformas que avanzan en Europa, se propone pasar de 48 horas semanales (8 diarias) a 42 horas (7 diarias), con la perspectiva de avanzar luego hacia las 6 horas diarias.
- Derecho a la desconexión digital: se obligará a los empleadores a no exigir tareas fuera del horario laboral y se garantizará el derecho del trabajador a no responder mensajes o llamados una vez finalizada su jornada.
- Comités de Seguridad e Higiene Laboral: creación por ley nacional de órganos mixtos en todas las empresas para evaluar condiciones de trabajo, con foco en riesgos psicosociales. Desde el peronismo sostienen que esto reducirá la siniestralidad y, en consecuencia, los costos de ART para las empresas.
- Licencias parentales igualitarias: el proyecto propone 90 días de licencia tanto para madres como para padres, frente a los escasos dos días actuales para los varones. Además, se extendería el beneficio a monotributistas, con financiamiento de la ANSES, como ocurre hoy con la licencia por maternidad.
- Plataformas digitales: aunque aún no está cerrado, el texto incluirá un capítulo específico para regular el trabajo en plataformas, uno de los sectores más precarizados del mercado laboral actual.
Kicillof se suma a la marcha
El gobernador bonaerense Axel Kicillof confirmó que participará de la movilización del próximo jueves a Plaza de Mayo y lanzó duras críticas al proyecto oficial.
“La quieren llamar modernización. No sé en qué país del mundo volver a las cavernas se llama modernización. Yo le pongo un nombre más preciso: precarización laboral”, afirmó.
Kicillof también apuntó contra el modelo económico del gobierno nacional y advirtió que la reforma profundizará la crisis social: “Empobrecimiento y desprotección es lo que propone el gobierno de Milei”.
En ese marco, remarcó que la provincia de Buenos Aires concentra el 50% del tejido industrial del país y atraviesa un proceso de desindustrialización explícita y obscena. “Todos los días hay cierres, despidos y suspensiones. Ya contabilizamos casi un cuarto de millón de puestos de trabajo perdidos. Salarios y jubilaciones por el piso”, sentenció.
La pelea ya no es técnica ni semántica: es una disputa de modelos.
De un lado, el gobierno de Milei, que llama “modernización” a quitar derechos, precarizar y empujar a los trabajadores a la miseria. Del otro, el peronismo, que vuelve a poner sobre la mesa una verdad incómoda para el poder económico: sin derechos no hay desarrollo, y sin trabajo digno no hay futuro.
