El gobierno de Javier Milei encara una semana de rosca intensa y negociaciones contrarreloj en el Congreso para intentar aprobar el Presupuesto 2026, la denominada Ley de “Inocencia Fiscal” y destrabar el proyecto de Reforma Laboral, bajo la atenta supervisión del verdadero triángulo de poder libertario: Karina Milei, Patricia Bullrich, Diego Santilli y los hermanos Menem.
El objetivo es claro: aprobar todo ahora, aprovechando el envión político del triunfo del 26 de octubre, y evitar que los proyectos queden empantanados hasta marzo, cuando el clima político podría ser mucho menos favorable.
Este lunes comienzan las reuniones de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Legislación Penal, desde las 16 horas. Allí se buscará emitir dictámenes sobre las iniciativas centrales del Ejecutivo, con el Presupuesto Nacional 2026 como eje absoluto de la ofensiva oficialista.
Urgencias, internas y números que no cierran
Pese al apuro del gobierno, el escenario está lejos de ser sencillo. Las comisiones aún deben formalizarse, definir autoridades y acordar cronogramas de trabajo. En paralelo, el Senado aparece como una incógnita mayor: la integración de bloques y la negociación con sectores de la oposición serán decisivas para destrabar o frenar los proyectos.
El Presupuesto 2026, la verdadera madre de todas las batallas, todavía no tiene garantizada la votación. Aunque el Ejecutivo confía en que la nueva correlación de fuerzas le permitirá avanzar, la oposición busca introducir cambios de fondo o directamente patear el debate para 2026, evitando convalidar un ajuste que ya genera fuerte rechazo social.
La Reforma Laboral, a las apuradas
Otro foco caliente es la Reforma Laboral, que quedó empantanada en las comisiones y ahora corre contrarreloj para ser aprobada antes de fin de mes. El gobierno necesita sumar respaldos y ofrecer concesiones para evitar un nuevo naufragio legislativo, en un contexto donde los votos son cada vez más escasos y caros.
Entre feriados, vacaciones parlamentarias y plazos legales, el tiempo juega en contra. En Diputados ya se habla de sesiones maratónicas a mediados de semana para concentrar dictámenes clave y forzar el debate en el recinto. Si no lo logran, el paquete legislativo quedará virtualmente congelado hasta el próximo año, con el consiguiente costo político para el oficialismo.
La calle se mete en el Congreso
El escenario se complica aún más por la creciente presión social. Sectores sindicales, organizaciones sociales y hasta cámaras empresarias manifestaron reparos sobre los proyectos más sensibles, especialmente los vinculados al mercado laboral y la estabilidad fiscal. El malestar ya se siente en la calle.
El próximo jueves, la CGT, las centrales sindicales y las organizaciones sociales convocan a una movilización masiva a Plaza de Mayo contra la Reforma Laboral. En paralelo, el peronismo presentará un proyecto alternativo, con un objetivo diametralmente opuesto al del gobierno: crear empleo, fortalecer derechos y modernizar el trabajo sin precarizar.
Milei corre porque sabe que el tiempo se le acorta. Quiere aprobar el ajuste a toda velocidad antes de que la calle, la economía y el desgaste político le pasen factura. El Congreso se convierte así en el escenario de una pulseada decisiva: o avanza el modelo libertario de recortes y precarización, o se le planta resistencia desde el recinto y la calle.
