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La Plata
26 diciembre, 2025
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El Gobierno quiere hoy el Presupuesto 2026 sin debate y con la motosierra encendida

Con los hermanos Milei al mando de la estrategia y Patricia Bullrich como jefa política del operativo, el Gobierno intentará este viernes que el Senado apruebe el Presupuesto 2026 a libro cerrado, sin reabrir el debate de los artículos más polémicos y con la esperanza de cerrar una jornada legislativa favorable en medio de un clima social cada vez más áspero.

La Casa Rosada da por hecho que el capítulo XI —que proponía derogar la emergencia en discapacidad y el financiamiento universitario— quedará fuera de la discusión, tal como ocurrió en Diputados. Reabrir ese debate implicaría un riesgo político que el oficialismo no está dispuesto a correr: no tiene los votos y podría sufrir una derrota simbólica de alto costo.

El Gobierno confía en el respaldo de la UCR, el PRO y un puñado de gobernadores, acuerdo sellado con los jefes de los bloques dialoguistas Eduardo Vischi (UCR), Martín Goerling (PRO) y “Camau” Espínola (Provincias Unidas). A cambio, el oficialismo prometió no insistir con el capítulo más explosivo del proyecto.

Sin embargo, cuando todo parecía encaminado, surgió una nueva amenaza: la oposición empezó a trabajar para voltear otros artículos sensibles del Presupuesto. El peronismo puso la lupa sobre el artículo 30, una cláusula que avanza sobre leyes clave de financiamiento educativo.

Ese artículo deroga disposiciones centrales de la Ley Nacional de Educación, entre ellas el piso del 6% del PBI destinado a Educación, y elimina la obligación de incrementar de manera progresiva el presupuesto para el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación. Un golpe directo al corazón del sistema educativo y científico argentino.

La ofensiva libertaria encendió resistencias que cruzan los bloques. Sectores del peronismo de Convicción Federal y senadores radicales como Maximiliano Abad, Flavio Fama y Daniel Kroneberger ya adelantaron su rechazo. Si prospera ese bloqueo, el proyecto podría volver a Diputados el 29 de diciembre o quedar empantanado hasta enero.

El Presupuesto se sostiene sobre proyecciones económicas cuestionadas incluso por aliados: una inflación anual del 10,1%, cuando los propios indicadores oficiales anticipan un número mayor, y un dólar a $1.423 para fines de 2026. Un dibujo optimista que sirve para justificar el recorte, pero que difícilmente resista la realidad.

Mientras el “poroteo” deja al desnudo las fracturas internas del peronismo, con gobernadores como Raúl Jalil y Osvaldo Jaldo alineando votos a favor del ajuste, la estrategia oficial se apoya en ausencias estratégicas para bajar el umbral de la mayoría simple y evitar que el texto regrese a Diputados.

En la Casa Rosada admiten que el margen es estrecho, pero insisten en que los votos están. Los pedidos de último momento de los radicales no alteran, por ahora, el plan central: aprobar hoy y ejecutar después.

El Gobierno apuesta a pasar el Presupuesto sin mirar atrás, con la motosierra en alto y el debate apagado.

 

 

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