El Senado le dio a Javier Milei una de sus victorias políticas más importantes desde que llegó a la Casa Rosada. Con 46 votos a favor, 25 en contra y una abstención, el Gobierno logró aprobar el Presupuesto 2026 a libro cerrado, blindando un programa de ajuste profundo que recorta educación, salud, ciencia y obra pública, mientras sostiene beneficios para los sectores concentrados. El peronismo sufrió una derrota contundente: no consiguió sumar aliados ni frenar los artículos más sensibles.
El texto aprobado proyecta una inflación anual del 10%, una cifra que incluso en el oficialismo suena a ficción, y consolida un esquema fiscal que traslada el peso del ajuste a los sectores populares. Aun así, el Gobierno celebró. Patricia Bullrich, jefa política del operativo, fue la cara visible del triunfo: habló más de veinte minutos en el cierre del debate, exultante, segura de que los votos ya estaban contados.
Votos, rosca y gobernadores
El momento clave fue la votación del Capítulo II, que incluía los artículos 12 y 30, cuestionados por avanzar sobre los pisos de financiamiento educativo y científico. Finalmente, fueron aprobados por 42 votos a favor, 26 en contra y dos abstenciones (Alejandra Vigo y Julieta Corrozo).
La Libertad Avanza consiguió el respaldo del PRO, la UCR y aliados provinciales, con el aval explícito o tácito de varios gobernadores. En ese esquema, tres senadores peronistas terminaron alineándose con el Gobierno: Carolina Moisés (Jujuy), Guillermo Andrada (Catamarca) y Sandra Mendoza (Tucumán)
Sus votos fueron decisivos para consolidar el desfinanciamiento de leyes que garantizaban inversión en educación y ciencia, y dejaron expuesta una fractura profunda en el bloque opositor.
El operativo del poder
El Gobierno desplegó un operativo quirúrgico para evitar cualquier modificación que obligara a devolver el proyecto a Diputados. Cuando el jefe del bloque radical, Eduardo Vischi, advirtió que parte de su bancada dudaba, Milei activó a su mesa política.
Diego Santilli se instaló en el despacho de Bullrich. Lule Menem, mano derecha de Karina Milei, siguió el debate desde los palcos. Desde la Casa Rosada, Santiago Caputo llamó y whatsappeó senadores y gobernadores peronistas para romper la resistencia. La orden era clara: blindar el Presupuesto cueste lo que cueste.
La señal más elocuente llegó desde Catamarca: la aprobación de un crédito del Banco Nación por $45.000 millones para la provincia que gobierna Raúl Jalil aceleró alineamientos. El mensaje fue entendido de inmediato en el recinto.
Inocencia Fiscal y agenda que viene
Tras el Presupuesto, el Senado convirtió en ley el proyecto de Inocencia Fiscal, impulsado por el oficialismo para promover el ingreso de los llamados “dólares del colchón”. Presentado como un incentivo, el texto reduce controles y sanciones, y para la oposición funciona como un blanqueo permanente y encubierto.
Milei no se perdió el festejo: difundió un comunicado celebrando la sanción y felicitó públicamente a Bullrich. El calendario legislativo seguirá en febrero con la reforma laboral, cambios en la Ley de Glaciares y una reforma del Código Penal.
El Gobierno ajusta, reprime y avanza; la oposición resiste mal y llega tarde. Mientras Milei celebra haber pasado el Presupuesto del ajuste sin concesiones, el peronismo vuelve a mirarse el ombligo, incapaz de frenar a un oficialismo que gobierna con minoría social pero mayoría circunstancial. La pregunta ya no es qué hace Milei, sino por qué nadie logra detenerlo.
