La gobernadora María Eugenia Vidal aprovechó su recorrida por la localidad bonaerense de Ramos Mejía para conversar con los vecinos y dialogó a solas fuerte y tendido con el Jefe de Gabinete Marcos Peña que la acompañó en la campaña de timbreo que Cambiemos lanzó ayer en todo el país. La charla no fue por tarifas o cacerolazos sino por el pedido tajante de la diputada nacional Elisa Carrió para que separen al ministro de Seguridad Cristian Ritondo.
Más allá, que en las últimas semanas, la legisladora bajo el perfil por encontrarse con un “pico de estrés”, no cesa en su ataque contra Pablo Bressi, el jefe de la Bonaerense a quien vincula al narcotráfico junto a Ritondo.
El ministro viene bastante complicado porque los intendentes del peronismo y el Frente Renovador se le plantaron en la Legislatura y le mostraron los dientes para sacarle la policía local con fondos a su ministerio. La misma Vidal, ante la movida de los intendentes dijo que estaba de acuerdo con descentralizar a la bonaerense.
Ritondo, paralelamente se lanzó contra la procuradora María del Carmen Falbo, al pedirle la renuncia porque asistió hace seis años al funeral de Néstor Kirchner. Un argumento endeble, a lo cual la procuradora le respondió reuniéndose con todos los procuradores del país que la respaldaron más el apoyo de todos los fiscales bonaerenses.
El segundo error de la semana de Ritondo fue juntarte con varios jueces federales y provinciales en el festejo de cumpleaños del juez Juan Pablo Salas. El encuentro no cayó bien en varias esferas políticas por mezclar demasiado al Ejecutivo con el Judicial, más allá que del encuentro participó el ministro de Justicia, Gustavo Ferrari. En el festejo se lo vio a Daniel Angelici, el operador de Macri en Comodoro Py, que es otro de los enemigos de la dirigente de la Coalición Cívica.
Carrió, quien se había prometido no hablar por un par de semanas, vio la oportunidad de la debilidad de Ritondo y pidió su renuncia en la Casa Rosada. Vidal y Peña discutieron sobre el desplazamiento o no de Ritondo, pero la decisión final seguramente estará en manos de Mauricio Macri.
El problema de Macri es que Carrió ya le avisó que además de Ritondo le prepara un juicio político al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, por gastos onerosos del juez que no puede explicar. De allí que el presidente deberá acordar con la legisladora si le suelta la mano a Lorenzetti o a Ritondo, y aquí el ministro de Seguridad tiene todas las de perder.
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