El presidente Mauricio Macri continúa obsesionado con implementar la boleta electrónica, más allá que el Senado dejó caer la reforma política hace ya un largo tiempo. Desde sus largas vacaciones en el Villa La Angostura ordenó a Rogelio Frigerio, ministro de Interior, que busque la forma que se vote en algunas provincias con la boleta electrónica.
La obsesión del presidente por la boleta electrónica no es tanto por la “modernidad” sino que teme que se caiga “el negocio” del ministro de Modernización, Andrés Ibarra, con el gobierno coreano.
El gobierno poco dice del Memorándum de Entendimiento que en julio pasado firmó Ibarra con Hong Yun-sik sobre la compra millonaria de las máquinas que emiten el voto electrónico. Hoy es parte de la investigación que lleva adelante el fiscal Guillermo Marijuan.
La idea del gobierno es implementar la boleta electrónica a nivel nacional en Capital Federal y Salta, que ya la tienen para temas locales. Frigerio le adelantó a Infobae que “lo estamos viendo, no lo descartamos”. El problema no es sencillo ya que Horacio Rodríguez Larreta debería convocar a elecciones que no sean desdobladas e implicaría en ese caso, si no es autorizado por el Congreso, votar con papel y con boleta electrónica. Un mamarracho.
La otra opción es que se vote desdoblado como fue el año pasado y ahí no habría problemas, pero desde Cambiemos quieren que se vote todo junto para mejorar la imagen en caso que pierdan la provincia de Buenos Aires.
El gobierno no quiere reconocer que todos los expertos en tecnología han expresado la vulnerabilidad de la boleta electrónica. “El voto electrónico es muy peligroso y no reemplaza la seguridad del papel y el lápiz. Es más, una cuestión más filosófica que tecnológica. Cuando uno vota entiende que el papel es tangible, lo puede cortar; mientras que con el electrónico uno no conoce las partes internas del software”, afirmó el especialista Nicolás Waisman. Por su parte, Javier Smaldone, un desarrollador de software libre señaló que “no hemos encontrado una forma segura que garantice los derechos del votante y que permita usar computadoras en el proceso de votación”.
Otro que se sumó al rechazo por el voto electrónico fue el creador de los Wikileaks, Julián Assange, quién sostuvo que la utilización del voto electrónico para unas elecciones presidenciales es “una locura absoluta ya que es muy fácil de manipular”. En una videoconferencia organizada por la Conferencia Internacional de Software Libre (CISL), el exiliado en la Embajada de Ecuador en Londres afirmó que “como experto en seguridad, el voto electrónico es un suicidio para elecciones nacionales. La criptografía es fácilmente modificable”.
Al presidente, poco le interesa la opinión de los expertos. Pareciera que prefiere los negocios y la posibilidad de elecciones fraudulentas.