Por Alfredo Silletta. El presidente Mauricio Macri fue claro y contundente en el almuerzo a solas con María Eugenia Vidal en Casa Rosada: Cambiemos soy yo y la campaña de Buenos Aires estará a cargo de Marcos Peña. Ambos reconocieron que están terceros en todas las encuestas, y que gana el peronismo si la ex presidenta Cristina Kirchner encabeza la listas en las próximas elecciones.
Se analizaron varias alternativas y se descartaron otras, pero una alteró a la gobernadora: “Estas mejor que yo en las encuestas, tenés que encabezar las listas como candidata testimonial”. Hay que recordar que las testimoniales fueron utilizadas en las elecciones de 2009 por Néstor Kirchner, Daniel Scioli, Nacha Guevara y Sergio Massa. Lista que finalmente fue derrotada por el empresario Francisco de Narváez.
Ayer, el periodista @gatosylvestre tiro ese dato en su programa de C5N. La misma Vidal había pensado a principios de septiembre una lista testimonial con intendentes y funcionarios pero sin su presencia.
Más allá de las testimoniales, tanto Macri como Vidal vienen analizando varias propuestas. Desde el equipo de la gobernadora habían lanzado la opción “El candidato es el equipo”, que fue descartado rápidamente por los asesores de Marcos Peña por parecerse demasiado a la consigna que lanzó Cristina en el 2015. “La gente vota nombres, no equipo”, dijeron en la Jefatura de Gabinete.
La segunda opción, a la que Vidal se opone, es llevar de candidata a Elisa Carrió, la candidata que mejor mide en Cambiemos. El problema es que Vidal quiere una campaña a su estilo, con sonrisa, sin gritar, sin grandes denuncias. Carrió sería lo opuesto: denuncias de corrupción a Cristina, a Massa y algún funcionario de la misma Vidal, además de no aceptar a Jorge Macri, considerado un corrupto por la diputada de la Coalición Cívica.
Si Carrió no fuera candidata, los nombres que podrían encabezar las listas tienen un brutal desconocimiento: Facundo Manes, Gladys González e incluso el mismo Jorge Macri. Apellido que hoy por hoy mide muy mal en la provincia, especialmente en el conurbano. Algún funcionario de calle 6, muy vidalista él, dijo que Macri puede convertirse en un “salvavidas de plomo” en las próximas elecciones.
Antes las dudas de Vidal, luego del almuerzo, sobre que el manejo de la campaña pasará por él y Marcos Peña, el presidente en un par de actos le marcó los tiempos. Primero fue al dejar inaugurado el inicio de obras que conectará las autovías Illía y Buenos Aires-La Plata, al afirmar en forma de chiste que “esta obra, que la estamos haciendo para tener más cerca a María Eugenia, ¿no es cierto? Si no se va a portar mal, si la dejamos tan lejos, allá en La Plata”. No hace falta reiterar lo que dijo Sigmund Freud sobre que “todo chiste, en el fondo, encubre una verdad”.
Para que no queden dudas, ayer el presidente Macri, sin la presencia de Vidal que continua de vacaciones en las playas de México, se reunió con los 16 intendentes del PRO, los puros de la provincia de Buenos Aires, donde les prometió “obras” e insolitametne les pidió que no tomen nuevos empleados, que reduzcan sus plantas. Una frase que no cayó bien en los jefes comunales que necesitan ganar las elecciones.
Macri, con lapiz en mano, fue anotando cuantas personas habian despedido de sus municipios y les dijo que “no contraten más gente”. “Que los recursos no se vayan en clientelismo, generación de empleo público berreta, que es la historia de lo que ha pasado en más de 30 años”, enfatizó el Presidente. Como si fuera poco, les comentó que lanzarán un plan tipo Procrear pero que tiene que estar en el centro de las ciudades, no en la periferia que nos obliga a tener más gastos de infraestructura para acercarle los servicios. “No vamos a ganar la elección con populismo y campaña, vamos a ganar con gestión”, finalizó
Los intendentes, que tienen olfato, ya no dudan que la campaña la manejará el presidente. De allí que Jorge Macri, rápido de reflejos, señaló que “el presidente será la cara de la campaña”.
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