Luego del trágico desenlace del recital del Indio Solari en Olavarría que dejo dos muertos y una docena de heridos, la gobernadora María Eugenia Vidal mando a su ministro estrella, Joaquín De la Torre, para salvar de la destitución al joven intendente del PRO, Ezequiel Galli.
El intendente, preocupado por su comprometida situación, salió indirectamente a pedir ayuda a sus jefes superiores. “Quiero que la gente tenga tranquilidad. Olavarría al completo, la Provincia de Buenos Aires y el Gobierno de la Nación estamos trabajando fuertemente para solucionar lo que tenemos hoy”, dijo Galli.
La gobernadora salió a proteger a “su pollo” pero no sucedió así a nivel nacional. El presidente Mauricio Macri afirmó que “esto también tiene que ver con que entendamos este cambio cultural que hemos emprendido. Hay normas”. Y la vicepresidenta Gabriela Michetti afirmó que “me parece que hay que prever siempre más. Yo conozco Olavarría, soy de Laprida, y no sé si es una ciudad para tanta gente. Son 120 mil habitantes, y de golpe te llegan dos veces o tres veces la cantidad de habitantes que tenés”, señaló la vicepresidenta.
Por ahora, la Justicia tiene puesto los ojos en la organización, la habilitación del lugar, los controles dentro y fuera del predio y el rol del municipio en el acuerdo con la productora del recital.
La situación de Galli es difícil en el Concejo Deliberante. La oposición cuenta con dos radicales opositores, seis del Frente para la Victoria, tres monobloques peronistas, dos renovadores peronistas, dos de Massa y sólo cinco de Cambiemos. Ante este escenario, De la Torre llegó a Olavarría para tratar de salvar al joven intendente del PRO.