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5 mayo, 2024
PROVINCIA

“Para salvar a Cristina, hay que estar contra Cristina”

Por Alfredo Silletta. Los más jóvenes quizás no comprendan esta frase, pero en los años sesenta, el dirigente metalúrgico, Augusto Vandor, decidió “jubilar” a Juan Domingo Perón. Eran los años que los dirigentes estaban cansados de la resistencia que ya llevaba 10 años para que el general vuelva al país. Además, muchos de esos dirigentes sindicales hacia sido domesticados por las prebendas y beneficios de los gobiernos de turno. Estaban cansados de luchar por Perón y prefirieron un peronismo más domesticado. Se los conocerá como neo-peronistas y su figura más destacada fue Vandor. El dirigente metalúrgico lanzará en ese tiempo la siguiente frase: “Para salvar a Perón, hay que estar contra Perón”.

De allí el título de esta nota. Luego de la derrota del peronismo en el año 2015, los dirigentes sindicales de la CGT, políticos como Sergio Massa, Diego Bossio, Juan Manuel Urtubey, Miguel Angel Pichetto y algunos intendentes de la provincia de Buenos Aires, decidieron que había que “renovar” al peronismo, hacerlo más domesticado y lograr sacarle algunos beneficios al gobierno de Mauricio Macri, asumiendo que estarían 8 años en el poder.

Mientras tanto, el gobierno de Cambiemos, los medios hegemónicos y el partido Judicial fueron por la cabeza de la ex presidenta: había que meterla presa o proscribirla para que ningún otro político repitiera un gobierno nacional, popular y en defensa de los que menos tienen. El escarmiento tenía que llegar como le llegó a Perón con un exilio de 17 años.

Aquellos que creyeron que el peronismo podía domesticarse se equivocaron. La brutal política económica de Cambiemos con devaluación, aumento de alimentos, luz, gas, transporte, cierre de fábricas, despedidos, suspensiones y burdos negocios como el del Correo argentino o Avianca, le hicieron perder en pocos meses el apoyo de un sector importante de la sociedad que los había votado. Creyeron que eran el cambio, que iban a dejar lo bueno y mejorar otras cosas, pero no fue así. Dos nuevos millones de pobres y casi tres millones de nuevos indigentes.

La semana anterior, en tres días, hubo un millón de argentinos en las calles de Buenos Aires. La marcha de los docentes, la marcha de la CGT y la movilización de las mujeres.

La lucha de los docentes por un sueldo digno tiene en jaque al gobierno de Macri y María Eugenia Vidal. Creyeron que “apretando” a los gremios los obligarían a aceptar un 18% de aumento. No lo lograron y lo peor es que la mayoría de los docentes habían votado a Cambiemos contra el Frente para la Victoria.

La marcha de la CGT fue impactante. Su dirigencia creyó que vendrían 40 o 50 mil trabajadores al ministerio de la Producción y que el paro se prolongaría con el tiempo. El triunviro se equivocó. Lo más de 500 mil trabajadores gritaron “paro general” y el paro saldrá en los próximos días.  No hay que quedarse tampoco en una lectura “progre” que las bases pasaron por encima de la dirigencia. La cosa no es así, el movimiento obrero siempre negocia con el poder y en esa negociación obtiene beneficios para sus trabajadores. El error del triunviro, manejado por dirigentes del Frente Renovador, fue creer que ellos serían los responsables de armar un nuevo peronismo post kirchnerista. Le fallaron varios elementos: Massa optó por llegar a un acuerdo con Margarita Stolbizer, una dirigente muy gorila que odia a todo el peronismo y a los dirigentes sindicales especialmente. En segundo lugar, como decía Perón, el movimiento obrero es la columna, no la cabeza.

Cuando la gente sale a la calle está más cerca de Cristina Kirchner. Es así de simple. No está con la CGT que durante un año no llamó a un paro, ni esta con los legisladores que le votaron las leyes a Macri con la excusa de la gobernabilidad. La gente en la calle pelea por sus derechos y los derechos adquiridos fueron durante los últimos doce años junto a Néstor y Cristina.

La ex presidenta también cometió errores. Pelearse con Hugo Moyano luego del triunfo del 2011 y no haber hecho campaña por Daniel Scioli fueron dos gruesos errores. No hay que asustarse, los líderes también se equivocan. Los cometió Perón tantas veces, los cometió Fidel Castro, Hugo Chávez o Lula da Silva.

Los líderes cometen errores, lo que no se puede es “jubilar” a los líderes, eso lo decide sólo el pueblo y hoy la mayoría de los bonaerenses la prefieren a la ex mandataria en todas las encuestas.  Por supuesto, los Randazzo, los intendentes del Grupo Esmeralda, los Bossio o Domínguez pueden enfrentarla en una PASO.  Lo hizo Vandor en Mendoza en 1966, que era un dirigente muy fuerte con la consigna “Para salvar a Perón, hay que estar contra Perón”. El general mando a Isabel y puso su propio candidato y lo derrotó ampliamente.  “En Mendoza me quisieron derrotar. Y de las derrotas políticas no se vuelve. Por eso tuve que ganar”, dijo Perón. Luego le escribió una carta a su amigo, el general Sosa Molina y le contó que: “Muchos se están ya probando mi ropa, pero creo que a los candidatos de marras les queda grande ahora”.

Hoy, Cristina Kirchner, con sus aciertos y sus errores, sigue siendo la dirigente más importante del peronismo.  Será o no candidata, nadie lo sabe. Es una decisión personal. Para sacarla de la cancha hay que ganarle con votos, no se la puede jubilar por decreto. Mientras tanto, la dirigencia del peronismo, los que están a favor o los que están en contra de Cristina, deberían trabajar en como vencer a Macri en octubre de este año. Sin 2017, no hay 2019.

 

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