Baño sin inodoro, falta de puertas y ventanas, cables pelados, sin conexión eléctrica, destrozos en mampostería y cocina sin ningún tipo de artefactos. Esas son las deplorables características de la casa donde Milagro Sala deberá cumplir prisión domiciliaria a partir de ahora.
Sin embargo, poniendo de manifiesto un odio y desprecio sin límites, el gobernador jujeño, Gerardo Morales, no sólo repudió la resolución judicial que dispuso la nueva situación de la líder de la Tupac Amaru, sino que lamentó que se trasladara a lo que definió como una “mansión”.
“No comparto la resolución de CIDH y del juez de privilegiar a Milagro Sala con prisión preventiva en su mansión. Es una gran injusticia”, escribió en su cuenta de Twitter, en la que posteriormente agregó: “Es vergonzoso que una delincuente como Milagro Sala tenga el privilegio de prisión preventiva en su mansión, construida con plata del pueblo”.
La supuesta mansión a la que alude Morales, en realidad es una casa que está ubicada en las afueras de la capital provincial, construida para servir como centro de atención de adicciones. Pero, cuando Milagro fue detenida allá por enero de 2016, el lugar fue literalmente vandalizado y saqueado, hasta dejarlo en ruinas.
Desde la Tupac, precisaron que luego de la detención de Sala, “una patota de Morales destruyó completamente la propiedad, y no dejaron nada”. Y dijeron que si bien la dirigente social no estaba segura de trasladarse a ese domicilio, finalmente aceptó para después hacer una serie de denuncias sobre lo que ocurrió en el lugar.
Es más, para mañana por la mañana está prevista una conferencia de prensa por parte de la organización barrial.
A pesar del cambio de situación, Morales no se frena en su visceral odio contra Milagro, aceptando a regañadientes y tardíamente, lo dispuesto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Como muestra de su trato humillante, la envía a ese inmueble para que Sala sobreviva en condiciones infrahumanas, mientras él se lamenta de que estará en una “mansión”.