La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, comenzó a cobrarse revancha por el veto de la gobernadora María Eugenia Vidal a su candidatura en suelo bonaerense y ya avisó que no permitirá que Manuel Mosca, mano derecha de la mandataria y esposo de la candidata a senadora Gladys González, renueve su mandato al frente de la poderosa Honorable Cámara de Diputados bonaerense.
La candidata porteña de Cambiemos ya comenzó a hacer lobby para correr al hombre Bolívar de ese lugar por el que maneja una caja de 3600 millones de pesos. El argumento de Lilita es simple: cree que el matrimonio –está convencida de que González entrará al Senado- no debe manejar “tanto poder”.
La negativa de Carrió significa un escollo para Vidal que tiene depositada su confianza en Mosca y que no vería con buenos ojos cambiar de interlocutor justo cuando el recambio legislativo de diciembre fortalecerá al peronismo -en sus distintas vertientes- y lo dejará como primera minoría en condiciones de reclamar la vicepresidencia de la Cámara. De hecho y en este punto, Vidal ya dio la orden de avanzar en la quita de la doble firma que, por el reglamento de la cámara, le da al segundo de Diputados el poder de contralor en cada acto administrativo.
El veto de Carrió puede ser difícil de cambiar para la gobernadora: el intendente de Vicente López, Jorge Macri, puede dar fe ya que la campaña en su contra iniciada por la diputada nacional sepultó sus deseos de ser cabeza dela lista de senadores nacional, lugar que finalmente fue para Esteban Bullrich. Mosca, al que el escritor Jorge Asís llama el mejor empleado del mes, ya tuvo algunas denuncias sobre una mansión millonaria que se está construyendo en Bolivar.
Con el operativo para destronar a Mosca en marcha ya comenzó la danza de nombres de posibles reemplazantes. Hay varios que suenan en los pasillos: el presidente de la Comisión de Presupuesto, Marcelo Daletto, quien responde a Emilio Monzó; y el diputado de Cambiemos, César Torres, muy vinculado a Jorge Macri y a Cristian Ritondo.