A pesar de que todos los indicios apuntaban a que el proyecto de reforma laboral recién sería debatido el año próximo, el Gobierno de Mauricio Macri insistirá para que antes del 31 de diciembre se discuta la iniciativa en el Senado, y pueda convertirse en ley en enero o febrero en Diputados.
Fuentes legislativas destacan que la idea ya cuenta con el visto bueno del jefe de la bancada del PJ, Miguel Ángel Pichetto, que todavía no está en condiciones de definir cuántos serán los integrantes de su bloque después del recambio legislativo, que incluye el ingreso de Cristina Kirchner. Por lo tanto, hoy por hoy no puede garantizar los votos que necesita el oficialismo.
Pero tanto interés de la Casa Rosada para que el proyecto se trate, también responde a la necesidad de aislar a Hugo y a Pablo Moyano en la CGT, para mostrar que la resistencia de ellos a la reforma obedece a un “negocio y no a principios”, en referencia al interés por evitar la quiebra de la empresa postal OCA, que atraviesa una crítica situación financiera y corre el peligro de perder su licencia para operar.
La empresa tiene unos 7.000 trabajadores, todos afiliados al gremio de Camioneros. El Gobierno le trasmitió a Moyano que así la compañía no es viable, que por lo tanto debería ser reestructurada y reducir su planta a 6.000 empleados.
Además, para el oficialismo el inminente tratamiento del proyecto en sesiones extraordinarias, significará una prueba clave para Humberto Schiavoni, como flamante jefe de bloque PRO, y de Esteban Bullrich, el reciente vencedor sobre CFK en la provincia de Buenos Aires y futuro titular de la comisión de Presupuesto y Hacienda, donde justamente se deberá emitir dictamen y después sancionar el proyecto acordado entre el ministro, Jorge Triaca, y la CGT.
El proyecto que propone cambios en las contribuciones patronales, la Ley de Contrato de Trabajo y en los cálculos de las indemnizaciones, volvió a ser avalado explícitamente la semana pasada por el triunvirato de la CGT (Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña), que ya dio luz verde para votar el paquete laboral.
Y mientras la disidencia de los Moyano frenó el proceso legislativo en la Cámara alta, en las últimas horas Schmid confirmó que la central obrera “ya acordó la reforma. Ahora la lapicera legislativa la tiene el Senado, y pedimos que se sostengan los puntos acordados en la mesa de negociación”.
Eso es precisamente lo que reclaman los senadores peronistas para destrabar el tratamiento del proyecto. Pero también exigen homogeneidad en la postura de la CGT, esperando que Pablo Moyano se llame a silencio y deje de agitar el fantasma de la “Banelco” detrás de la reforma laboral.