Las operaciones del gobierno y los medios hegemónicos para influenciar sobre los candidatos del peronismo están lanzadas y continuarán hasta el día del cierre de listas del próximo año. Durante mucho tiempo intentaron que Sergio Massa fuera candidato para restarle votos al peronismo, especialmente en las elecciones presidenciales de 2015, luego lo hicieron el año pasado con Florencio Randazzo para restarle votos a Cristina Kirchner. Por estos días circula con fuerza que el ex gobernador Felipe Solá sería un gran candidato a gobernador el año próximo para enfrentar a María Eugenia Vidal.
Solá junto a Julio Zamora, intendente de Tigre, abandonaron las filas del Frente Renovador y participaron activamente del congreso del PJ bonaerense. La gente lo aplaudió, en parte reconociéndole el hecho que vuelva al peronismo, no como Massa y Randazzo, que a horas del encuentro de la unidad del peronismo en San Luis, aceptaron que Clarín los junte para almorzar y tener una nota en el diario de Magnetto.
Hay que sumar a todos los sectores y eso es verdad, pero el problema del ex gobernador es que tiene una relación muy conflictiva con la ex presidenta, considerando que debe alejarse y no participar en la unidad del próximo año. Claro, Cristina sacó el 37% de los votos y él un 11% en las pasadas elecciones bonaerenses. Raro planteo el de Solá.
Los intendentes consultados por Info135 no le dan importancia a los trascendidos. Ellos saben que tienen el poder territorial y asumen claramente que el próximo candidato a gobernador del peronismo saldrá de un jefe comunal, experiencia que no sucede desde 1991, cuando Eduardo Duhalde paso de intendente de Lomas de Zamora a gobernador, aunque antes fue brevemente vicepresidente con Carlos Menem.
Hoy, casi no hay discusión entre los intendentes y por ahora pican en punta Martín Insaurralde y Verónica Magario, con algún jefe comunal del interior como vicegobernador.
Massa se dedica a la actividad privada, mientras Zamora busca una alianza con el peronismo para salvar que Tigre no caiga en manos de Cambiemos. Por su parte, Randazzo cometió dos graves errores (no aceptar la gobernación en 2015 y romper el peronismo en 2017) y ya no tendrá cabida en el futuro, más allá que quiera pelear la intendencia de Chivilcoy, su pago chico.
Por su parte, Felipe Solá cometió un gran error en el año 2002 por lo cual perdió la posibilidad de ser presidente en vez de Kirchner. Quizás sea bueno contar aquella anécdota para las nuevas generaciones que circulo en la dirigencia de ese entonces.
Luego que Carlos Reutemann rechazara ser el candidato presidencial por pedido de Eduardo Duhalde, aparecieron los nombres de Felipe Solá, Néstor Kirchner y José Manuel de la Sota. Eduardo Amadeo, funcionario de Duhalde deslizó a la prensa que el presidente miraba con simpatía la candidatura presidencial del bonaerense. La propuesta puso paranoico al gobernador, que salió a los gritos a desmentir que quería ser candidato presidencial.
Una anécdota pinta de cuerpo entero la situación vivida por Solá: un grupo de intendentes del conurbano lo esperaba para una reunión. Cuando entró, antes de saludar comenzó a vociferar:
-¡El Negro (Duhalde) me quiere cagar, me quiere mandar de candidato a presidente! ¡Siempre me caga!
El intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, lo saludó entonces con ironía:
-Escuchame, pibe: no eras nadie y el Negro te hizo vicegobernador; no sos nadie y el Negro te dejó como gobernador. Seguís siendo nadie y te ofrece la presidencia. ¿Por qué el Negro no me cagará un poquito a mí de esa forma?
Todos los presentes festejaron, menos Felipe.
Finalmente, Eduardo Duhalde realizó un acuerdo con Néstor Kirchner y fue el candidato oficial para enfrentar a Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá en las elecciones de 2003.