No será un trámite simple, más allá de la no creíble tranquilidad que intenta transmitir el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, por estas horas negociando con los pesos pesados del Fondo Monetario Internacional, para que después de 15 años la Argentina vuelva a pedir un préstamo al organismo.
Es que el FMI exige una serie de requisitos para otorgar asistencia financiera a los países que lo pidan. Las dos obligaciones más importantes para poder solicitar al Fondo la Línea de Créditos Flexible es que el país cuente con variables económicas “estables” y una garantía institucional de que se mantendrá la política económica que requiera el organismo para cumplir con sus compromisos financieros.
El hecho es que el préstamo del FMI incluirá severos condicionamientos, en caso de que el Gobierno le pida fondos para pagar el déficit comercial hasta 2019.
Entre otras condiciones, se exigen facilidades de acceso al financiamiento externo y un nivel de reservas en el Banco Central lo suficientemente alto como para cumplir con los pagos y el financiamiento de los presupuestos de Gobierno.
Además, los países también deben demostrar ante el FMI que pueden hacer frente a sus compromisos de deuda pública y niveles de inflación bajos y estables, con una política monetaria y cambiaria que ayude a ese objetivo. Y deberán también demostrar que tienen un sistema financiero sólido y solvente con controles que garanticen su estabilidad.
Hoy Alfredo Zaiat, desde Página/12 destaca que “los movimientos desesperados del gobierno para frenar la sangría no tienen el efecto esperado. El dólar no dejó de subir y los activos bursátiles no dejaron de bajar después del anuncio de un paquete de ajuste con recorte del gasto público de 30 mil millones de pesos en obras públicas y con suba de la tasa de interés arriba del 40 por ciento anual”.
Y a manera de resumen, el periodista dice que “el único pulmotor para mantener con vida la economía macrista, que estructuralmente es insustentable por la fragilidad de su sector externo, es el financiamiento del exterior. Si esa vía de auxilio queda desconectada, como ha sucedido en estos meses, el ahogo es tan inmediato como implacable. El cierre del flujo de fondos desde Wall Street no fue sólo para el gobierno, sino que se extendió a empresas y provincias. La sequía de dólares financieros es generalizada. No sólo no vienen, sino que huyen luego de aprovechar la extraordinaria bicicleta especulativa ofrecida por el Banco Central de Federico Sturzenegger”.