Por Alfredo Silletta. “En la primera reunión técnica entre nuestros funcionarios y los del Fondo Monetario Internacional( FMI) ya nos llenaron la cara de dedos”, dijo un hombre que camina los pasillos de la Casa Rosada. Es que en esa reunión el FMI avisó que quiere un “dólar recontraalto”, que el Banco Central deje de intervenir para no perder divisas y en lo posible que haya otro dólar para el turista para no perder otros 10.000 millones de dólares como en el 2017. También que paren con las Lebacs a 40%, por lo cual sin Lebacs ni venta del Central la divisa norteamericana puede volar como un fórmula uno.
Los técnicos argentinos intentaron explicar que si liberan el precio del dólar se irá a tarifas, transporte y precios, con lo cual la inflación se acercará a 35 o 40 por ciento este año. “Ustedes tienen que entender que el préstamo no será financiar el freno al dólar”, respondieron con cara de piedra y agregaron: “con nosotros no se van a volver a rifar otros USD 10.000 millones de reservas”.
La primera opción del gobierno será que el ajuste sea compartido con los gobernadores. Se habla del fin del Fondo de Incentivo Docente que la Nación envía a las provincias para ayudar a pagar los salarios, medida implementada por Néstor Kirchner cuando asumió. La partida hoy es de 25.000 millones. Esta medida, de llevarse adelante, destruirá la educación pública en las provincias con lo cual habrá un conflicto permanente.
La segunda opción que ya analiza el palacio de Hacienda es cómo financiarán el ajuste que exige el FMI. Alguien en Washington les recordó al ex presidente Carlos Menem y sus grandes logros. Sin mencionarlo explícitamente le adelantaron que vuelvan a privatizar Aerolíneas Argentinas, AYSA, vender YPF o parte de las acciones, y todo lo que esté en manos del Estado. Por lo pronto, ya anularon la construcción de la nueva central atómica, algo que puso feliz a Juan José Aranguren que seguirá haciendo negocios con la importación de gas para generar electricidad.
El FMI ya sugirió que vuelvan con las retenciones, pero el campo lo amenazó al presidente con que “volverán a las calles”, algo que hizo retroceder al gobierno. El gobierno también pidió a las grandes cadenas de productos alimenticios que no aumenten los productos. La respuesta fue que la “maquina de remarcar” no se detiene, más allá de que los empresarios dicen que no están trasladando el precio del dólar a sus productos. Nadie les cree. En las últimas semanas hubo aumentos brutales que van del 20% al 30% en las listas de precios.