Desde este portal venimos contando que el presidente Mauricio Macri esta desencajado, irascible, donde nadie le puede hacer un comentario. No soporta que la mayoría de los argentinos rechace su gestión y que un 90% de la población haya dicho que estaba en contra del veto a la ley antitarifas.
La caída abrupta en las encuestas está afectando a todo el gobierno de Cambiemos y a la gobernadora María Eugenia Vidal, que más allá del apoyo mediático empezó a seguir el camino del presidente. En los pasillos de la Gobernación cuenta que Vidal está furiosa, que incluso no estaba convencida de poner la cara con el tarifazo y la vuelta del FMI. Pero no tiene opción: es un soldado de Macri y salió a bancarlo pese al pésimo manejo del equipo económico en la disparada del dólar.
Ayer tuvo que salir públicamente a decir que no será candidata a presidenta en 2019 para no aumentarle el mal humor a su jefe. Esta situación de bronca e impotencia la lleva a cometer errores que en otros momentos no los hubiera padecido.
En la charla de ayer en el Rotary volvió a castigar a los docentes por no cerrar la paritaria a un 15%, cuando ya todas consultoras amigas afirman que la inflación será superior al 35% para este año. “¿Es justo que la mayor parte de los docentes vayan todos los días a enseñar y que una minoría se lleve $19.000 millones en licencias y abusos?”, preguntó Vidal mientras los presentes la aplaudían. Continuó con el tema: “¿Y llenar la provincia de universidades públicas cuando todos sabemos que nadie que nace en la pobreza llega a la universidad?”, volvió a preguntar, y contó que ella apuesta antes a la primera infancia.
Cuando se refirió las universidades creadas por el kirchnerismo en el Gran Buenos Aires cometió un grave error. En la Universidad Nacional de La Matanza, el 94,2 por ciento de los estudiantes tiene padres sin estudios universitarios finalizados. En la Universidad de Moreno, a 2016, la cifra alcanzó un 91 por ciento y en la Universidad de Tres de Febrero, el 74 por ciento de los alumnos es primera generación universitaria. En la Universidad de General Sarmiento, el 86 por ciento tenía un padre y el 92 por ciento una madre sin el nivel universitario completo, a 2013, y en la Universidad Arturo Jauretche el 83 por ciento de los estudiantes son primera generación.
Los rectores salieron rápidamente a responderle. “La afirmación de Vidal sólo responde al prejuicio de un gobierno para ricos”, dijo el rector de la Universidad Nacional de Hurlingham, Jaime Perczyk. “La primera condición para que alguien, de cualquier sector social, llegue a la universidad, es que ésta exista. Desde 2003 han venido mejorando el acceso y la graduación de los estudiantes de los dos quintiles más pobres”, agregó el vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional. Perczyk explicó que en el caso de la UnaHur “más del 75 por ciento de los estudiantes son el primero de la familia que entra en una universidad. Incluso hay muchos que son el primero que entró en la secundaria”.
Por su parte, Ana Jaramillo, rectora de la Universidad Nacional de Lanús, afirmó que “es mentira y me parece lamentable, desconoce absolutamente la realidad del conurbano bonaerense. En la UNLa incluso docentes y no docentes aportamos parte de nuestro salario para becar a más de mil jóvenes”.
Durante los 12 años del kirchnerismo se crearon 17 instituciones universitarias, 9 de esas instituciones en la provincia de Buenos Aires. En Cambiemos odian que los pobres estudien, prefieren las universiades privadas. En el año 2015, en plena campaña electoral, Mauricio Macri afirmó “¿Qué es esto de universidades por todos lados?” y agregó: “Acá hay que hacer más jardines de infantes. Basta de esta locura”, dijo.
Claro, en dos años y medio no hizo más universidades ni tampoco jardines de infantes. La gobernadora pareciera que sigue los pasos del presidente. Los nervios, el mal humor y la caída en las encuestas los hacen cometer graves errores.