Por Alfredo Silletta. Desde que ganó las elecciones en octubre de 2015, la gobernadora María Eugenia Vidal por primera vez está preocupada de perder las próximas elecciones. Cada día hay más rumores que se reunió con el presidente para decirle que no irá por la reelección o que aceptaría acompañarlo en la formula 2019 a Macri.
Más allá de los rumores, Vidal sabe que se vienen meses extremadamente difíciles en el país y en especial en el gran Buenos Aires con los brutales aumentos de tarifas, el cierre de nuevas Pymes, la anulación de la obra pública por exigencia del FMI, aumento de combustibles y transporte, sueldos a la baja y los alimentos imposibles de comprar.
En Cambiemos necesitan dividir al peronismo bonaerense, como sucedió en las elecciones de 2017 con la lista de Florencio Randazzo, y ya trabajan con la zanahoria de anular la ley pensada por Néstor Kirchner en el año 2009 que obliga a la Provincia ir junto a las elecciones nacionales. La idea es reemplazar esa ley para que las elecciones provinciales del próximo año vayan separadas de las nacionales como sucede en las provincias del interior.
El equipo de Vidal sabe que la imagen del presidente es pésima en el país y especialmente en el Gran Buenos Aires. Según la encuesta del CEOP publicada hoy en Pagina 12, la ex presidenta Cristina Kirchner tiene más imagen positiva que Macri: 41 por ciento la ex presidenta frente a 34 del presidente. Si vamos a la imagen negativa, hoy Macri tiene un 65% en contra contra el 57% de Cristina. De allí, que buscan que haya elecciones en Buenos Aires separada de las presidenciales y sin influencia de la ex presidenta.
Hay sectores en el peronismo que coinciden con separar las elecciones. Algunos creen a rajatabla en el federalismo y en las autonomías municipales, pero otros sectores del peronismo, en su obsesión con el kirchnerismo, acordarían pensando en sacarle peso a la opinión de la ex presidenta. Por ahora en esta postura está el Defensor del Pueblo, Guido Lorenzino y los intendentes como Walter Torchio y Gustavo Menéndez, pero la mayoría de los jefes comunales creen que hay que jugar fuerte en octubre para ganar las elecciones. La propuesta de Cambiemos de dividir las elecciones del próximo año la motorizaría Sergio Massa, un socio político-económico de Vidal, aunque a nivel nacional aparezca como opositor. El tigrense ya casi no tiene jefes comunales en la provincia y además los intendentes ya dijeron que no puede jugar la candidatura a gobernador. A eso hay que sumarle que legisladores como Felipe Solá y Daniel Arroyo ya juegan directamente dentro del peronismo.
En la gobernación de Vidal quieren que el peronismo hable de otros temas y si es posible que se divida entre un peronismo opositor y un “peronismo perdonable” como dice el turco Asís. Lo que tienen claro es que no quieren que el peronismo en la provincia de Buenos Aires empiece a hablar de los temas reales de los bonaerenses: pobreza, miseria, crisis económica, reportes en la educación y en las jubilaciones, despidos, aumentos de tarifas, de transporte y alimentos.