Pasado ya el vendaval que en los últimos meses generó el debate por la legalización del aborto, el Gobierno pone todas sus fichas al crecimiento de la causa de las fotocopias que disparó el remisero Oscar Centeno, pero la realidad económica, mal que le pese a Mauricio Macri y al mejor equipo de los últimos 50 años, es lo que inevitablemente vuelve a ocupar el centro de la escena.
Por estas horas, un lapidario informe elaborado por la Universidad Católica Argentina (UCA), da cuenta que hay al menos 1,5 millones de personas que están en riesgo de caer nuevamente en la pobreza, como resultado de la creciente devaluación y la alta inflación que se vivió durante los últimos meses.
La pobreza en sí llega a valores más altos, que pueden superar el 30 %, porque hay un porcentaje de la población extremadamente sensible a la coyuntura del momento. “La situación actual seguramente lleve a la pobreza a los valores que había a principios de 2016”, planteó Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.
Mientras tanto, para la Casa Rosada agosto no será precisamente generador de buenas noticias en materia económica. Al índice inflacionario que a raíz de los nuevos tarifazos superará una vez más el 3 %, se le suma el hecho de que la incertidumbre que provoca la causa de las fotocopias es el disparador para la incesante suba del dólar y el costo de endeudamiento argentino, que crece por encima de lo que lo hacen los países vecinos.
De esta manera, y con un riesgo país que tampoco deja de aumentar día tras día, el mercado financiero sigue envuelto en una inestabilidad riesgosa, lo cual, dicho en otras palabras, significa que los inversores, a pesar del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y de las promesas sin fundamento de un Gobierno que no encuentra la brújula, no confían en el país a la hora de tomarlo como una alternativa que valga la pena.