Un rápido acuerdo de Mauricio Macri con el llamado “peronismo racional”: esa es la condición que, según aseguran los círculos financieros de Estados Unidos, impone el Fondo Monetario Internacional (FMI) al gobierno argentino para ampliar el monto del préstamo de 50 mil millones de dólares.
En medio de las negociaciones con el Fondo que esta última semana encabezó el ministro Nicolás Dujovne, quedó claro que en Wall Street exigen ahora pruebas de gobernabilidad, para alejar cualquier fantasma de debilidad por parte de la administración macrista frente a la crisis económica.
En otras palabras, los banqueros tienen dudas respecto a cómo hará nuestro país para poder cumplir con sus pagos en 2020, y qué continuidad política habrá después de las elecciones del año próximo.
Según revela hoy el periodista Marcelo Bonelli en su columna del diario Clarín, los avances no implican una solución a la crisis económica, teniendo en cuenta que una eventual estabilidad del dólar no evita la grave situación que combina inflación alta y recesión.
Por otra parte, indica que el FMI considera que el dólar ya subió demasiado y que la actual paridad es “de equilibrio” para la economía argentina. De esta manera, el organismo financiero estaría de acuerdo con que el precio del dólar oscile en torno de los $ 40, y que después se ajuste por la inflación.
Por esa razón, es que ahora -de manera transitoria- el Fondo autorizó las intervenciones del Banco Central que tranquilizaron un poco la locura del billete, y que éste sería el principal motivo por el cual esa moneda frenó su carrera.
En tanto, también influyó que los funcionarios del organismo elaboraran un hermético informe técnico: en su texto consigna que la actual paridad real del dólar es similar a la ya elevada que existía en el año 2003.
Este dato resulta clave para lo político: es confidencial, pero se conoce que los funcionarios de Washington alentaban -en las últimas dos semanas- la suba de la cotización.
Y fue durante el último y agitado fin de semana cuando se abrió la negociación con la cúpula radical y el peronismo. El domingo fracasó. Pero las conversaciones siguen, porque el objetivo es seguir negociando cambios para oxigenar la gestión del Gobierno.
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