“Hoy estamos en el peor de los mundos, pero si todos estamos tranquilos el lobo no va a venir”. Así se lo dijo días atrás Mauricio Macri a sus más cercanos colaboradores para reconocer cuál es el panorama actual. Y al hablar del “lobo”, estaba hablando de Cristina Kirchner, claro.
Es más, el presidente, en el contexto de esa dura confesión también dijo que es consciente de que “no nos queda otra que gestionar el terror”.
En otras palabras, para el gobierno de Cambiemos es preferible administrar en estas condiciones antes que la ex presidenta vuelva al poder. Para eso, apuestan a que la situación muestre alguna mejora y pueda revertir esta tendencia negativa antes de las elecciones de octubre.
“Si gana Cristina, Argentina irá hacia la autodestrucción”, advierten en los despachos oficiales. Por eso, no es casualidad que todo el equipo de Gobierno recurra, toda vez que tienen un micrófono adelante, a agitar casi con desesperación una auténtica campaña de terror contra la posible vuelta de CFK.
Mientras tanto, a Macri y compañía no les queda otra que recurrir a respuestas espasmódicas, teniendo en cuenta que hasta perdieron la iniciativa política y la brújula a la hora de sumar respaldos. El ejemplo más reciente: este supuesto acuerdo de 10 puntos que ya recibió más rechazos que adhesiones antes de oficializarse.
Cerca del presidente dicen que se vió obligado a cambiar sus prioridades: ya no piensa en que un leve repunte económico lo ayude a ganar la elección, sino en gestionar con éxito el terror. “Ese es hoy el trabajo que ve Mauricio. Si nos va bien, seguimos; si nos va mal, vuelve Cristina. No hay lugar para una tercera vía”, es el mensaje.
Mientras tanto, María Eugenia Vidal dice a los suyos: “Hay que pelearla”. Como ella, los intendentes bonaerenses temen que la caída de Macri les haga tambalear su propia reelección. En 2015 los entonces candidatos se desvivían por posar junto a él para poder instalarse. Los tiempos cambiaron, la crisis se apoderó de la escena, y por eso mismo es que hoy creen que les resta y preferirían aparecer solo con la gobernadora.
Además, quienes conocen al presidente destacan que, con amargura, desde hace un tiempo a esta parte vive con la idea de que puede perder las próximas elecciones. Y, claro, él no está acostumbrado ni preparado para perder. En sus 16 años de carrera política sólo sufrió una derrota: en el ballotage por la jefatura de Gobierno porteño ante Aníbal Ibarra (la primera vuelta contra Daniel Scioli en 2015 fue considerada un triunfo) y hay quienes todavía recuerdan su cara desfigurada la mañana del 15 de septiembre de 2003.
Sin embargo, a medida que pasan los días, empieza a asimilar la idea de que su sueño reeleccionista está cada vez más lejos, y por lo tanto ya piensa que una derrota en octubre es posible.
Es lógico, entonces, que el nerviosismo sea moneda corriente en la Casa Rosada. Después de todo, sólo faltan algo más de tres meses para las PASO, en agosto. Por eso mismo, cada vez más son los que se preguntan si habrá tiempo para empezar a revertir una tendencia tan negativa en el tramo final de la campaña.
El discurso oficial es que esta vez la gente no priorizará la economía a la hora de votar, pero interiormente saben que no será así, y que más temprano que tarde la ciudadanía pondrá en la balanza cuestiones claves que tienen que ver con si su estándar de vida mejoró o no en los últimos tres años.
2 Comentarios
Se supone que el que está tratando de sobrevivir es Macri.
Pero no solo él, Durán Barba está cada vez más “ingenioso”.
Pero es inútil:
Decir no a una negación es afirmar.
Destruir la destrucción es construir.
Lo del “riesgo de autodestrucción” más parece una confesión de lo propio que una advertencia sobre lo ajeno.
El subconsciente es inexorable.
Que que qué de qué qué?!!!