Pese a haberse mostrado activa en la semana con actos y anuncios, la gobernadora María Eugenia Vidal optó por hacer silencio frente a la muerte de cuatro jóvenes en San Miguel del Monte a causa de una insólita persecución de policías bonaerenses.
El ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, salió a atajar las balas apenas el caso captó la atención de los medios y derivó en un escándalo que involucra a la Policía Bonaerense. Separó a trece efectivos de la fuerza en el marco de la la investigación que realiza la Auditoría de Asuntos Internos; siete de ellos permanecen detenidos a la espera de que avance la causa judicial.
El caso ocurrió en la madrugada del pasado lunes cuando cuatro adolescentes se movilizaban en un Fiat 147 y un móvil de la Estación Comunal de Monte comenzó a seguirlos al considerarlos como “sospechosos”. Como consecuencia de la persecución, que incluyó tiros de parte de la policía -ya fue probado por las pericias-, el auto terminó incrustado contra el acoplado de un camión. A causa del impacto los jóvenes Carlos Aníbal Suárez (22), Gonzalo Domínguez (14), Camila López (13) y Danilo Leonel Sansone (13) murieron en el acto, mientras que Rocío Guagliarello (13) permanece internada en grave estado.
Al día siguiente, los familiares y vecinos de las víctimas denunciaron que los efectivos que iban en un patrullero “provocaron” este cuádruple crimen y pidieron justicia con un corte en la ruta nacional 3.
Vidal se mostró activa esta semana: el lunes entregó DNI en Vicente López, el martes participó de un acto en Bragado con el presidente Mauricio Macri, mientras que el miércoles encabezó reunión de gabinete y anunció en un club de La Plata la entrada en vigencia de la tarifa social para los clubes de barrio. El jueves se entrevistó con docentes de una escuela de Castelar que participaban de una jornada de perfeccionamiento y hoy se mostró con Carolina Stanley en un jardín en San Martín. En ninguna de sus actividades hizo ni una sola referencia a la masacre de San Miguel del Monte, ya sea por la responsabilidad de la policía que conduce Ritondo pero que también está bajo su conducción, ni tampoco por respeto a las víctimas y a sus familiares.
La actuación de la Policía bonaerense siempre ha sido un dolor de cabeza para los gobernadores bonaerenses pero aún en casos muy graves como el crimen de Candela Rodríguez, la niña que apareció muerta en una bolsa desnuda después de desaparecer por una semana, o el caso de la familia Pomar, el antecesor de Vidal, Daniel Scioli, se mostró con los familiares y se puso a disposición, aunque sólo se tratara de un gesto.
El caso de San Miguel del Monte volvió a desatar las críticas hacia el plan de seguridad de Cambiemos y el poder otorgado a las fuerzas de seguridad. La Comisión Provincial por la Memoria apuntó, en un duro comunicado, que este hecho “evidencia la violencia y la falta de profesionalismo de las fuerzas de seguridad y confirma las graves consecuencias de una política de seguridad que, además de ineficiente, viola gravemente los derechos humanos”. Y agregaron que “se trata de un gravísimo caso de violencia policial que no es aislado, sino que se inscribe en prácticas y rutinas que asumen la violencia y la desprofesionalización como criterio rector”.
Desde la oposición ya advirtieron que pedirán explicaciones a Ritondo. El senador de Unidad Ciudadana, Gervasio Bozzano, adelantó que elevarán un pedido de informes al Ministerio de Seguridad de la Provincia para que expliqué por qué fallaron todos los controles internos de la policía provincial que terminaron en la tragedia.
En tanto, el defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, Guido Lorenzino, calificó de “criminal” el accionar de la policía bonaerense y lo calificó como un caso de gatillo fácil. “La violencia institucional y el abuso de poder vulnera el Estado de Derecho y transforma a quienes ejercen las fuerzas de seguridad en criminales”, sostuvo el defensor.