Faltan tres días para el cierre de listas, y la próxima instancia en el calendario electoral serán las PASO. Sin embargo, en las últimas horas empezó a cobrar fuerza una idea que se está manejando en las usinas del Gobierno, y que apunta, como objetivo final, a la eliminación de esa primaria prevista para el 11 de agosto próximo.
Es que en la Casa Rosada intentan por todos los medios minimizar el efecto que ese acto eleccionario tendría para las aspiraciones reeleccionistas de Mauricio Macri, pero desde ya que son conscientes de que una estrepitosa derrota del oficialismo en ese auténtico ‘test electoral’ a manos del Frente de Todos que encabezan Alberto Fernández y Cristina Kirchner, inevitablemente se convertirá en un termómetro para los comicios de diciembre.
Por ahora, el tema de la inconveniencia de las PASO se limita a algunas declaraciones públicas y a sondeos de opinión referidos a esa cuestión, por lo que sería un globo de ensayo lanzado por Jaime Durán Barba y el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Pero, claro, llevar a la práctica la eliminación de esas internas obligatorias no será tarea sencilla, teniendo en cuenta que sólo nos separan dos meses, por lo que supone un desafío contrarreloj.
Más allá de que los principales frentes electorales irán con fórmula única, los analistas políticos apuntan a que no se trata de algo sin valor, teniendo en cuenta que, en términos prácticos, servirá como una gran encuesta nacional.
Por eso mismo, y con un Mauricio Macri que no levanta cabeza, a pesar de que momentáneamente el dólar está planchado, pero con una economía que no deja de enviar malas noticias para el grueso de la población, en los despachos oficiales se analiza la alternativa de poder dejar atrás el mecanismo de las PASO.
En este contexto, no resulta para nada casual lo que dijo hace horas el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en cuanto a que tiene “serias dudas” con las PASO porque “son un gastadero de plata”. En tal sentido, asegura que se gastarán cerca de $3.000 millones en la organización de las primarias abiertas.
Pero está claro que más allá de su costo, lo que más está pesando son los factores políticos y económicos que explican por qué el gobierno buscará por todos los medios saltar ese proceso de las primarias.
Días atrás, el consultor político Eduardo Fidanza fue categórico y remarcó que nuevamente las PASO no tendrán otra utilidad que la de una encuesta muy precisa, aunque aclaró que pueden alterar el comportamiento de inversores y grupos de poder.
Por su parte, los economistas Daniel Artana y Carlos Melconian coincidieron en que un resultado contundente en las PASO puede significar mucho para los mercados. Y como no podría ser de otra manera y fiel a su estilo, Durán Barba lanzó un pronóstico más que temerario: “Si Cristina llegara a ganar, puede haber un descalabro económico”, anticipó.
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El miedo, herramienta irremplazable para gobernar a la opinión pública, puede también el causante del pánico de los poderosos. Todos utilizan este artilugio en provecho propio, que no siempre da buenos resultados. El gobierno, las corporaciones mediáticas y financieras temen una derrota electoral que por ahora está casi confirmada. Por ello, seguirán atizando el fuego del caos si venciera la oposición. Miedo por todos lados.