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La Plata
25 noviembre, 2024
PAÍS

El Gobierno celebra la declaración del FMI, y ahora buscará un plan de pagos como el que planteó Néstor Kirchner en 2003

Después de interminables semanas en las que la tensión y la incertidumbre eran el hilo conductor, en las últimas horas respiraron con alivio en la Casa Rosada: es que para el Gobierno de Alberto Fernández, lo más importante del comunicado de ayer por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), sin lugar a dudas fue la declaración de la deuda externa acumulada durante la gestión de Mauricio Macri como no sostenible.

Por eso mismo, además de la tranquilidad que generó esta declaración del organismo financiero, en el ministerio de Economía no podían disimular un cierto aire de triunfalismo ante el reconocimiento del Fondo.

El propio Fernández celebró anoche que el FMI “reconozca la posición argentina” sobre la deuda, y sostuvo que si las partes demuestran voluntad de acordar, el país “puede volver a crecer”.

El entusiasmo apuntaba al hecho de que el Fondo finalmente aceptará la apuesta más importante: no habrá acuerdo del tipo Facilidades Extendidas, sino un plan de pagos al estilo del que firmó el ex presidente Néstor Kirchner allá por 2003. Cuando esto se concrete, lo que podría ocurrir en la segunda quincena de marzo, Fernández podrá mostrar puertas adentro que ahora sí arrancó su gestión, dando los mismos primeros pasos que su entonces jefe, solucionando la relación con el organismo, y poniéndose a punto para negociar con dureza con los acreedores privados.

Además, Argentina le reconocerá toda la deuda al Fondo, y buscará llegar a un acuerdo estratégico con el organismo, en medio de las negociaciones con los privados. En tanto, ya está convenido que empezará a pagar la deuda con el FMI en 2024, y mientras tanto no se le pedirá al país ningún ajuste extra ni en la política laboral, ni en la evolución del gasto público social.

En este nuevo contexto, se le quita además la responsabilidad a la Argentina de aplicar el menú habitual de recomendaciones que el organismo ordena para estos casos, especialmente en los capítulos de reformas laborales o en la relación fiscal con las provincias. Tampoco opinará el FMI en las políticas activas de subsidios y promoción de sectores internos de la industria que aplique el Gobierno desde este año, y dejará actuar al Gobierno en su relación comercial con el resto del mundo.

Por todas estas cuestiones es que el comunicado difundido por el Fondo, tras la visita de una misión técnica, tuvo la mejor recepción por parte de los funcionarios de la Casa Rosada. Es que esa declaración considera que “la deuda argentina no es sostenible” -ni política ni económicamente- y “en consecuencia se requiere de una operación de deuda definitiva, que genere una contribución apreciable de los acreedores privados”.

En otras palabras, eso significa que los acreedores privados deberían aceptar un recorte importante en sus créditos para poder encontrar una solución al endeudamiento argentino, en lo que se considera como “una gran ayuda del Fondo para lograr la reestructuración de la deuda con los privados”.

 

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