“Coronavirus. Salidas a escondidas: contra las reglas, se reúnen a comer con amigos y familiares”, dice el título de la nota publicada hoy en el portal web del diario La Nación, en la que relata las historias de varias familias de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires que decidieron violar la cuarentena obligatoria en medio de la pandemia por coronavirus.
Lo patético del caso es que lejos de tener una mirada crítica hacia esos episodios que rescata, teniendo en cuenta el peligro que conlleva por la posibilidad de contagios, los muestra como simpáticas travesuras.
“Antes de salir, nos llamaron unos amigos y nos invitaron a comer un asado a la noche. Nos miramos con mi marido y dijimos, ¿por qué no? Y abortamos la caminata. Unas horas después, nos subimos todos al auto. Nos sentíamos como que íbamos a robar un banco, con nuestros tapabocas. Y nos fuimos a comer unas ribs a la terraza de su casa”, le confesó una mujer al diario, que planteó la nota como si se tratase de una travesura.
Agrega que “no fueron los únicos. Durante el último fin de semana, muchos más rompieron la cuarentena con asados clandestinos y encuentros a puertas cerradas, con el argumento -cuestionado por los infectólogos- de que eso era menos peligroso que salir a la calle con sus hijos”.
“La primera vez que rompimos la cuarentena fue hace dos fines de semana”, cuenta Wenceslao, que tiene 35 años, es veterinario y vive en Boulogne. “Dentro de un grupo de amigos, había un cumpleaños. Éramos tres parejas. Decidimos hacer un asado al mediodía, al aire libre. Nos pusimos de acuerdo de no besos ni abrazos”, recuerda.
“Empezar a flexibilizar un poco la cuarentena no parece tan grave. Estamos todos trabajando desde casa y cumpliendo con los protocolos -dice Wenceslao-. Esta semana, lo repetimos. Nos juntamos al mediodía y nos quedamos hasta la noche. A la tarde empezaron a llegar otros amigos que viven cerca. No hubo tantas reglas al final de todo. Éramos unas doce personas”, reconoce. “Por supuesto que me parece mal. Pero lo seguiría haciendo. No me parece tan grave”, dice.
Lejos de ser una travesura o aventura, se trata de un incumplimiento muy serio que no solo pone en riesgo la vida de las personas al exponerse al virus, sino también que contribuye a la propagación del mismo. Y más teniendo en cuenta que en Buenos Aires se concentra la mitad de los contagiados -4.130- de todo el país, así también como los fallecimientos a causa del COVID-19 -155.
1 comentario
Pero los ” negros de la villa que viven amontonados son los que transmiten la pandemia” a esta gente si se les ou de llamar así, y a este suarionpelotudo. Transgredir a ese nivel es una travesura … sinlqgun médico de guardia de los que atienden a los enfermos del Covid llega a leer esto les tiene que a pesar de su juramento hipocrático dejarlos arrumbados en una camilla y cerquita de la morgue …basuras !!! Vayan a vivir a Brasil o EEUU así hacen el juego a sus gobiernos preferidos