El juez federal Daniel Rafecas confirmó que consiguieron localizar un centro clandestino de detención en el barrio porteño de Floresta que habría funcionado durante la última dictadura cívico-militar y fue señalado por sobrevivientes como un lugar de torturas en el marco de la investigación del terrorismo de Estado ejercido por el Primer Cuerpo de Ejército. El hallazgo del domicilio, que actualmente es una casa particular, fue posible por los testimonios de algunos sobrevivientes y después de acceder a documentos que el gobierno de Estados Unidos decidió desclasificar.
La información sobre ese espacio clandestino surgió en el contexto de la investigación por crímenes de lesa humanidad que lleva a cabo, desde hace varios años, el juez federal Daniel Rafecas, que seguía las actividades del centro clandestino, “Automotores Orletti”, y por la que ya hay doce personas detenidas. Precisamente, este sitio estaría vinculado al centro clandestino de Floresta, que había sido alquilado por la Secretaría de Inteligencia del Estado (ex SIDE) para detener y torturar a las víctimas del terrorismo que ejerció el Gobierno militar entre 1976 y 1983 con la participación de civiles y militares. Según información brindada por el Juzgado Federal N.º 3, el inmueble ubicado en la calle Bacacay 3570 del barrio porteño de Floresta, actualmente, es una casa particular y está en la misma manzana de “Automotores Orletti” que funcionó durante 1977 y que se encontraba en la calle Venancio Flores 3519/21.
De acuerdo con el relato que brindó el juez Rafecas a Télam, el inmueble habría sido alquilado por el Servicio de Inteligencia a principios de 1976 y mencionado por las víctimas en la causa de “Automotores Orletti”, y pudo haber funcionado de manera simultánea con el otro, pero al no contar con suficiente información no fue posible encontrarlo.
El descubrimiento se produjo gracias a los testimonios de las sobrevivientes Emma Lebozec y Ana Larrea de Jaroslavsky, quien reside en París. Ambas dijeron estar secuestradas en un lugar que tenía dos cocinas y un sótano. Estas declaraciones coincidieron con las de Mercedes Naveiro, quien ya falleció y también estuvo allí, pero dejó su testimonio en video y de María Ester Poggi, dueña de la casa, que realizó un croquis del inmueble tal como estaba antes de hacerle reformas y contó que, en ese momento, junto con su esposo descubrieron un sótano en el que había “unos zapatos de mujer sucios y de color rosa viejo y, también, zapatos de hombres”.
Por otro lado, el Juzgado informó que pudieron dar con la ubicación exacta del lugar luego de haber accedido a los documentos desclasificados que, sobre la dictadura, tenía el gobierno de Estados Unidos, en los que se consigna el domicilio de la casa y, además, se detalla que fue adquirida por oficiales de la ex SIDE para realizar operaciones en las que actuó Aníbal Gordon junto con otros integrantes de esa dependencia, entre los que se encontraban Eduardo Ruffo, César Alejandro Enciso, Miguel Ángel Furci, Honorio Carlos Martínez Ruiz que ya fueron condenados.
Asimismo, el Juzgado señala que “Las víctimas eran introducidas encapuchadas, alojadas en habitaciones precarias o en el pequeño sótano de la propiedad, y sometidas a torturas con picana en una habitación acondicionada para ello”. Del mismo modo, no descartan que el sitio haya servido también para las operaciones del llamado “Plan Cóndor”, “no sólo por su vinculación con “Automotores Orletti” sino porque el relato de una de las víctimas da cuenta de que allí se alojaban detenidos uruguayos”.
El juez Daniel Rafecas, quien destacó la labor del Equipo Argentino de Antropología Forense por su colaboración, dijo que “creemos que es un descubrimiento muy importante porque suma un centro clandestino más a la larga lista de este tipo de recintos existentes durante la época de la dictadura”.