“Esta es la última vez que salimos”, dice un cordobés frente a las cámara de TN. Hace una pausa y agrega: “En la próxima salimos a derramar sangre para terminar con estos tipos”. Las consignas de odio en todo el país son las mismas que la oposición y los medios concentrados utilizaron en los últimos meses: “no a la reforma judicial”, “no a la cuarentena”, que “Cristina devuelva lo que se robo”, “ladrona, asesina, corrupta”. etc. etc. Nada nuevo bajo el sol.
Es muy difícil la convivencia democrática con una derecha desatada que no acepta las reglas del voto y las diferencias. No aceptan que perdieron las elecciones y manifiestan su odio contra cualquier medida del gobierno. Se han apropiado de las calles porque la militancia del Frente de Todos ha decidido quedarse en sus casas y respetar las medidas del gobierno nacional para cuidar la salud pública.
Hablan de libertad y de la República, pero sucede todo lo contrario. Una jueza federal le “ordena” al Senado que no analice los pliegos de dos jueces -Bruglia y Bertuzzi- que se atornillaron en un cargo que no les corresponde no respetando la independencia de poderes. ¿Desde cuándo los jueces quieren hacer las leyes? u opinar sobre las decisiones del Ejecutivo. Si quieren hacer política que la hagan pero antes deberían presentarse a elecciones y que los voten.
El periodismo de guerra no quiere que haya una convivencia democrática en la Argentina. Trabajan todos los días para debilitar el gobierno de Alberto Fernández. Quieren que vuelvan los Macri para hacer millonarios negocios, jugar a la bicicleta financiera y fugar millones de dólares al exterior.
Los argentinos dijeron basta el año pasado pero la derecha minoritaria no lo acepta. Los Paolo Roca, los Magnetto, los bancos y el mundo financiero quiere seguir ganando plata sin trabajar. Lo hicieron durante cuatro con la bicicleta financiera que “licuó” más de 100 millones de dólares que los argentinos deberán pagar los próximos años.
El establishment no quiere que el gobierno termine su mandato y trabaja, a través del periodismo de guerra, inyectando el odio a una parte de los argentinos. Las imágenes que vimos hoy en distintas lugares de la ciudad y en las grandes capitales del interior, debe recordarnos “el huevo de la serpiente”, aquella metáfora del surgimiento del nazismo en la Alemania de los años veinte.
El gobierno deberá estar atento a estas marchas del odio y la violencia que socavan la democracia de todos. Sabe que el huevo de la serpiente está ahí y se puede multiplicar. La única vacuna es recrear la economía con trabajo. La clase media empobrecida es extremadamente peligrosa.