Creyéndose todavía beneficiado por la burda impunidad de la que gozó durante el anterior gobierno, el ex titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, tuvo el tupé de pedir autorización a la Justicia para poder salir del país durante dos meses, y viajar a Brasil y Europa a vender jugadores de fútbol a los que representa. Con un grado de razonabilidad elemental, el juez federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Auge, rechazó ese delirante pedido.
El ex funcionario, íntimo amigo de Mauricio Macri, procesado por presunto espionaje ilegal, tiene prohibido salir del país. A pesar de eso, había pedido autorización para viajar a la ciudad de San Pablo y a otros destinos por motivos laborales, según dijo ante la Justicia mediante un escrito de 42 páginas presentado la semana pasada.
Lo más grotesco de la situación, es que Arribas, intentando conmover al magistrado, destacó: “Soy el único sostén de la familia, y mi actividad laboral se desarrolla principalmente en Brasil y, en lo vinculado con la representación de deportistas, también en otros países, sobre todo de Europa”.
En esa presentación, especificó que el objetivo de su viaje es concretar el pase del jugador brasileño Allan Marques Loureiro desde el Nápoli, de Italia, al Everton FC de Inglaterra, y que sus planes eran viajar en un avión privado y regresar al país el 20 de octubre próximo.
Pero los fiscales del caso, Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide, dictaminaron en contra del pedido de Arribas, y en sintonía con ellos, el juez Auge lo rechazó.
El ex funcionario está procesado en la causa por el espionaje a la actual vicepresidenta, Cristina Kirchner, en 2018 tanto en el Instituto Patria como en su departamento del barrio porteño de Recoleta.
Arribas recordó que antes de asumir en la AFI durante el gobierno de Mauricio Macri, desempeñó su actividad profesional en Brasil “como accionista y directivo de compañías dedicadas, entre otros rubros, a los de representaciones de deportistas y administración de inmuebles”. Dijo que su lugar de residencia siempre fue San Pablo.
Y explicó que “tras concluir mis tareas en diciembre de 2019, comenzamos los preparativos para regresar a Brasil. A tal punto es así, que tramité la pérdida de mi residencia fiscal en Argentina”.
La mujer y la hija viajaron a Brasil semanas atrás, por lo que planteó: “Necesito conservar los lazos familiares en un primer término y de ahí la necesidad de viajar al vecino país de Brasil”.