Más allá del pedido del presidente y la CGT, la militancia piensa en un 17 en la calle

Más allá que el presidente Alberto Fernández y la dirigencia de la CGT trabajan  en un 17 de octubre acorde con la cuarentena, con mucho zoom y video conferencia de todas las provincias, las bases políticas, sociales y sindicales, están decididas a desobedecer y salir a la calle, con los cuidados necesarios, a gritar “basta” a los sectores golpistas del establishment económico, mediático y judicial que a 9 meses de haber asumido el gobierno quieren derrocarlo.

El  próximo 17 de octubre se cumplirán 75 años de aquella gesta que cambio la historia para siempre. Parezca o no casualidad, esa gesta se hizo al margen de la dirigencia gremial de aquel entonces que había llamado a una huelga general para el 18 de octubre y del mismo coronel Perón que estaba detenido en la isla Martín García.

En aquella jornada la dirigencia de la CGT discutía en poner fecha para un paro general que finalmente se resolvió para el 18 de octubre, en una votación muy pareja de 21 a 19 entre la dirigencia sindical. Pero en la calle había otra realidad entre los trabajadores. La detención de Perón llevó a la patronal a anunciar que los aumentos se lo “vayan a cobrar a Perón” y que se “olviden de las nuevas leyes laborales”.

Los trabajadores en cada fábrica entraron en estado deliberativo y en la mañana del 17 de octubre todo era un hervidero. Los trabajadores llegaron a las fábricas pero no ingresaban. Sé corrió la voz que había que marchar hacia el centro de la ciudad de Buenos Aires para reclamar por la libertad del coronel Perón. En poco tiempo grupos compactos atravesaron los puentes de Avellaneda  hacia Buenos Aires y se dirigieron al centro de la ciudad. Era un movimiento irresistible que no se detendrá durante toda la jornada, incluso cuando les levantaron los puentes. Desde los frigoríficos de Berisso, las usinas de Puerto Nuevo, los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones de acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Así fue la historia que todos conocemos y qué tantos historiadores la han relatado.

Pareciera que este 17 de octubre puede repetirse, más allá de sus dirigentes. Quienes votaron al Frente de Todos están hartos, no del gobierno de Alberto y Cristina, sino de los golpes palaciegos de la derecha que no acepta que perdieron las elecciones el año pasado. Marchas anticuarenteras y destituyentes, con declaraciones altisonantes como la del senador Esteban Bullrich afirmando que en las PASO del año pasado “hubo fraude” o la de Patricia Bullrrich que se harán cargo del gobierno el próximo año. Sin dejar de mencionar la asonada policial rodeando la residencia de Olivos o el ex presidente con una carta desestabilizadora en el diario La Nación.

Ni qué hablar de los medios dominantes y su tapas incendiarias para desgastar la gestión del gobierno. No aceptan que los ricos paguen un aporte extraordinario y presionan todos los días al dólar ilegal para producir una mega devaluación que caiga sobre los hombres de los trabajadores y la clase media.

Los dirigentes de la CGT convocan para un gran acto por el 17 de octubre, donde se le pedirá a Alberto Fernández que sea presidente del PJ nacional y del que participaran gobernadores e intendentes en forma virtual.

Por ahora, la militancia en las charlas a través del WhatsApp, analiza dos variantes. La primera es apoyar fuertemente desde las redes sociales el acto del presidente en la CGT pero muchos creen que eso no alcanza. Hoy muchos sostienen que es necesario “ganar la calle”. La consigna es salir, con los recaudos necesarios, para plantar bandera como fue hace 75 años y cambiar nuevamente el destino del país.