En la desesperada carrera por sumar votos, con la mirada puesta en la elección legislativa de octubre, y ya más a largo plazo, apuntando a las presidenciales de 2023, desde el PRO empiezan a mirar cada vez con mayor simpatía a los referentes ultraliberales que pululan por cuanto programa televisivo los invite.
Es que en Juntos por el Cambio llegaron a la conclusión de que los espacios que ocupan José Luis Espert y Javier Milei atraen a sectores juveniles que al macrismo le faltan, y de ahí que están buscando los puentes necesarios como para empezar a cooptar a los llamados “jóvenes liberales”.
“La única manera de frenar a los liberales es robarles figuras con su discurso y acusarlos de ser funcionales al kirchnerismo. Y así haremos”, confirmó uno de los armadores de la titular del PRO, Patricia Bullrich quien, por si fuera poco, todavía tiene muchos problemas que resolver para armar listas con los propios.
Se sabe que la ex ministra de Seguridad cuenta con el visto bueno de Mauricio Macri para sumar a los libertarios a Juntos por el Cambio que, ante la imperiosa necesidad de juntar votos, abrió sus puertas a la incorporación de más figuras de esa extracción ideológica y académica.
El ex presidente maduró la idea, entre otras cosas, a partir del diálogo con dirigentes políticos de su espacio, muchos provenientes de las provincias. Casi todos le hacen referencia a que en su tierra está germinando un movimiento liberal que cae especialmente bien entre los jóvenes, y prolifera en el ámbito hasta ahora refractario de las universidades.
Atentos a estos movimientos, los economistas liberales vienen llevando adelante una campaña ruidosa y austera: encuentros callejeros con jóvenes, megáfono en mano, y mucha actividad en las redes sociales. La semana pasada abrieron en Mar del Plata las recorridas en provincia de Buenos Aires, donde la lista la liderará Espert, mientras que Milei encabezará en la Ciudad.
“La campaña será barata, dividida por distrito para que no haya que viajar. Y nuestra marca registrada es la calle, así que ni siquiera tendremos un costo alto en alquileres”, confiesan desde el universo de los libertarios, que por ahora apuestan a presentar listas en Buenos Aires, Ciudad, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
Y en esa búsqueda, Bullrich no tardó en mostrar resultados, cuando allá por diciembre almorzó con el economista Roberto Cachanosky, a quien lo viene sondeando para sumarlo a la lista de la Ciudad, para competir contra Milei.
La imagen de Cachanosky se sumaría a otras que ya están trabajando en Juntos por el Cambio/PRO, como Juan Curutchet (ex presidente del Banco Provincia), Carlos Pirovano, Héctor Huici (ambos fueron funcionarios) y Pablo Walter, que vienen trabajando una línea liberal desde hace más tiempo y con menos difusión.
La propia Bullrich reconoció que “la idea es no dejar libre ese espacio, en términos de votos y de ideas. También lo estamos haciendo con un grupo de jóvenes liberales. Hay muchísimos. Los estamos trayendo al PRO. Están organizándose en torno al concepto de que ellos tienen que defender sus ideas, pero en el marco de una coalición con posibilidad de Gobierno”.
Eso sí, al menos por ahora, Milei y Espert aseguran que nunca formarían parte del espacio macrista. Entre sus fans le dieron un sobrenombre estigmatizante a la principal fuerza de oposición, a la que llaman “Juntos por el Cargo”.
La cúpula del partido cree que la convivencia del ala liberal con el grupo más establecido sería posible porque pese a eventuales diferencias hay acuerdo en los fundamentos más importantes: presupuesto ordenado, no tener déficit fiscal, un funcionamiento razonable el Estado -en sus términos-, un pacto fiscal con las provincias, que el gasto sea para cuestiones productivas, apertura al mundo, “bancar” la iniciativa privada y dar previsibilidad a las inversiones.
La convocatoria liberal está en línea con la cosmovisión macrista del terreno político argentino. En su diseño perfecto, sueñan con polarizar la oferta electoral en dos coaliciones bien demarcadas: una peronista/kirchnerista y otra “republicana” capaz de absorber a peronistas desencantados, desarrollistas, liberales y otras formas de expresión que se alejen de los márgenes.
Los liberales están por ahora lejos de ser una fuerza gravitante, pero a la hora de sumar votos, los que caen por ese lado pueden ser los que le falten a la oposición.