A través de un encendido discurso que bien podría definirse como una magistral clase sobre lo que es el tristemente célebre ‘lawfare’, Cristina Kirchner fue contundente al desnudar la perversa complicidad entre jueces y el macrismo, y reclamar la nulidad de la causa que la investiga por la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán, a la que definió como “un disparate judicial, institucional y político”.
“Yo ya fui todo, lo único que me mueve es dejarle un país mejor y desendeudado a mis nietos. Pero si los argentinos no toman conciencia de lo que nos han hecho, de cómo los medios envenenan a la gente para que no piensen por si mismos, difícilmente saldremos de esto”, afirmó con la voz quebrada al final de su alocución.
“Existía una mesa judicial que decidía a quién había que meter preso, a quién armarle una causa, a quién intimidar”, explicó CFK, quien además subrayó la connivencia de los medios hegemónicos y del poder económico internacional.
Parte de su alegato, que se extendió por algo más de una hora, giró en torno a la parcialidad de los jueces de Casación que reabrieron la investigación presentada por el fallecido fiscal Alberto Nisman, después de que hubiera sido inicialmente desestimada.
En uno de los momentos más álgidos de su presentación, la ex presidenta cuestionó a la “mesa judicial macrista” y desnudó los argumentos de la acusación en su contra: “¿En serio quieren hacernos creer que todas estas causas judiciales son legítimas y son legales? No, nunca he visto una ilegalidad de este tamaño. Los jueces mintiendo acerca de sus propios actos vinculados con las causas en que son jueces. Es un escándalo monumental, nunca visto. Es tolerado, ocultado por los grandes medio hegemónicos”.
Asimismo, desgranó el entramado del gobierno de Juntos por el Cambio para “perseguir” tanto a ella, como a su familia y ex funcionarios. En esos días “se pusieron a dedo jueces, que luego convalidaron todas las tropelías que determinados jueces hicieron en la primera instancia de Comodoro Py”, disparó.
“En este contexto institucional se prepara al Estado para que en lugar de perseguir el bien común sirva como un instrumento de persecución para un determinado sector de la política”, dijo y enumeró las causas en iniciadas en su contra encabezada por “jueces de atracción: los únicos dos, (Julián) Ercolini y Bonadío, sorteara lo que se sorteara” en primera instancia y “en la Cámara de Casación, (Gustavo) Hornos y (Mariano) Borinski esperándome para darme, lo que según ellos, debería ser mi merecido”.
Justamente, esos dos magistrados son quienes reabrieron el caso y aparecen en los registros de visitas al ex presidente Mauricio Macri, tanto en la quinta de Olivos como en la Casa Rosada, horas antes de resolver esa reapertura.
Los dos fueron desequilibrantes tanto para aceptar a la DAIA como querellante y para reabrir la denuncia de Nisman desestimada en dos oportunidades previas. Sus votos –pese a que estaban excusados de actuar en cuestiones relativas a la AMIA- permitieron que en Casación el caso fuese reabierto y luego, en manos del juez Claudio Bonadio, que se amplificara una causa “melliza” que terminó en instancia de juicio, con la ex presidenta como acusada.
Ya en el tramo final de su alegato, la vicepresidenta se preguntó si lo que hicieron “fue solamente para perseguir a los opositores políticos”. “¿Todo únicamente para perseguir a los opositores, estigmatizar los opositores para que no ganen las elecciones? Yo creo que también hubo otras cosas”. Recordó que en ese mismo momento “nos habían declarado la guerra los fondos buitre que querían cobrar de la Argentina”.
Al respecto, destacó que su entonces canciller, el fallecido Héctor Timerman, “logró sacar por primera vez en la historia una legislación global de la ONU donde se establecía cómo se debía negociar la deuda soberana de los países. Fue en lo que se aprovechó en la última reestructuración. Mientras hacíamos esas cosas, los fondos buitre hacían campaña con el Memorándum con Irán”, detalló.
Luego, con la voz notablemente quebrada por la emoción, completó: “Estas solicitadas las pagaba la Tax Force Argentina, grupo de choque de los Fondos Buitre para doblarme la mano. Quisieron doblarme la mano por años para pagarles cualquier cosa y me negué”, ya que “lo que querían era condenar a la Argentina a un endeudamiento monumental”
Agregó: “Me banqué lo que me banqué y no me doblaron el brazo. Lo que querían era condenar a la Argentina a un endeudamiento monumental. Queríamos desendeudar al país, era la única forma de crecer”, resaltó sobre el final, de nuevo notablemente emocionada.
Y enfatizó que “el Memorándum, lo de Vialidad y otras causas, está armado para denostarnos a nosotros y que el pueblo argentino pueda entregarse débilmente, a dominarnos a través de la deuda, y esto pasó en la República Argentina”.
– Algunas de las frases de la vicepresidenta durante su exposición de manera virtual ante los jueces del Tribunal Oral N° 8:
“Estamos acusados de ser encubridores del más terrible atentado terrorista que sufrió nuestro país hace 27 años”.
“El atentado a la AMIA ocurrió hace 27 años, sería bueno preguntarnos donde estaba cada uno nosotros, los acusados de encubridores”.
“Cuando fue el atentado yo era legisladora provincial, no teníamos ningún contacto entre los demás acusados de encubrimiento”.
“La primera vez que tomé contacto con el caso AMIA fue en 1996, cuando se me designó en una comisión bicameral de seguimiento a la investigación de los atentados de la Embajada de Israel y de AMIA”.
“Estar como encubridora en la causa es un disparate: la causa se había convertido en un tablero de ajedrez de la política nacional e internacional”.
“Todos seguimos queriendo saber la verdad sobre el atentado a la AMIA”.
“Uno de los problemas de la impunidad de la causa es el manejo político que se hizo”.
“Desde los primeros días de la presidencia de Mauricio Macri se produjeron hechos para usar al Poder Judicial como instrumento de persecución”.
“La presunción de inocencia vuela en mil pedazos a partir de la instalación de la doctrina Iruzun”.
“La OA y la UIF se convirtieron en querellantes de todas las causas que había un acusado K para actuar, no para averiguar la verdad sino para perseguir en forma anómala”.
“La doctrina Irurzun era la doctrina del poder residual. Todo aquel que fue funcionario, del anterior gobierno, por supuesto, tiene un poder residual y hay que investigarlo, pero preso”.
“En esta causa se intentó poner un tribunal oral a dedo”.
“Existía una mesa judicial que decidía a quién había que meter preso, a quién armarle una causa, a quién intimidar”.