María Eugenia Vidal, se expresó en contra de la legalización de la marihuana, aunque planteó una curiosa postura a partir de una división geográfica y de clase social, sobre en qué zonas de la Capital sí está bien fumar cannabis.
La precandidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires dijo que “hay dos realidades muy distintas: una cosa es fumarte un porro en Palermo un sábado a la noche con amigos, relajado, o con tu pareja, o solo, y otra cosa es vivir en la 21-24, en Zabaleta, en la 1-11-14, rodeado de narcos y que te ofrezcan un porro, sin oportunidades, sin ir a la escuela o habiéndola dejado”.
Quien salió a responderle esta mañana fue Axel Kicillof: “Es un pensamiento tremendamente discriminador y que explica bien por qué se vuelve a la Capital. Lo que ocurre en la provincia es algo que no llega a comprender”.
En diálogo con Radio 10, el gobernador bonaerense señaló: “Lo escuché. Hay que dejarlos hablar porque cuanto más hablan más aparecen como fogonazos lo que piensan. Ojalá hubiera una ley de etiquetado frontal para candidatos, para entender qué es lo que piensan y opinan algunos”, sostuvo.
Todo indica que, según el análisis de la exgobernadora, alguien de clase media puede consumir drogas sin problemas, pero una persona que vive en una villa tendría más probabilidades de caen en una inevitable adicción.
En otras palabras, se trata de un pensamiento cargado de clasismo, que mezcla la cuestión del consumo recreativo de cannabis con el narcotráfico.
Durante una entrevista con Filo.elecciones, Vidal aseguró que en las zonas más vulnerables de la ciudad que gobierna el Pro hace 14 años, la marihuana “no es un consumo ocasional y de recreo, plenamente elegido”, sino que “es parte del inicio de un camino mucho más jodido y más duro, donde tienen muchas menos oportunidades de elegir”. La precandidata comentó que “camina los barrios pobres” hace años y según su experiencia, “no estamos listos”.
No es la primera vez que Vidal encara el tema drogas con una mirada clasista. Durante la campaña de 2019, mantuvo claramente la separación entre “los chicos pobres” y “nuestros hijos”, en referencia a los de clase media y alta, y no les reconocía a estos “la libertad de decidir”. “Los que consumen no son sólo los chicos pobres, son también nuestros hijos”.
Y un año antes, había dicho sobre el tema: “Entiendo que puede haber sectores que tengan libertad de decidir, en el caso de la marihuana, fumarse un porro. En algún nivel socioeconómico distinto”, sostuvo Vidal.
“Ahora, cuando yo voy a los barrios más pobres de la provincia, el mensaje tiene que ser uno solo porque la marihuana, al igual que el alcohol y el paco, son drogas de inicio”, aseguró, con un discurso clásico de la derecha estadounidense.