“Esta deuda la contrajimos nosotros y lo menos que podemos hacer es ir y escuchar”. Bastó que el gobernador de Jujuy y flamante titular de la UCR, Gerardo Morales, abriera la boca para exponer su postura ante la convocatoria del Gobierno a los mandatarios provinciales para interiorizarlos sobre las negociaciones con el FMI, para que, una vez más, se moviera el avispero en las ya agitadas y convulsionadas aguas de Juntos por el Cambio.
Justamente, en el universo de la alianza opositora interpretaron que los dichos de Morales fueron, más que una autocrítica, un contundente pase de facturas hacia el interior de ese espacio, con un blanco directo: el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, o sea, su contrincante directo en la carrera hacia la presidencia en las elecciones del año próximo.
Es que, en el encuentro de ayer, la famosa grieta en JxC quedó crudamente expuesta, con un Larreta que, al haber sido el único mandatario que rechazó enviar delegados para escuchar a Alberto Fernández y al ministro de Economía, Martín Guzmán, sobre los avances y obstáculos en la negociación con el Fondo, quedó aislado.
Rodríguez Larreta, quien estaba convencido de ser el ganador de la interna opositora, ahora, de golpe, aparece desdibujado. Y por estas horas Morales, envalentonado, salió a correrlo por izquierda y señalarlo como uno de “los halcones”.
No deja de resultar al menos sugestivo que al alcalde porteño salieran a defenderlo los diputados Fernando Iglesias y Waldo Wolff, mezcla de kamikazes con talibanes a la hora de responder a Mauricio Macri. Y por supuesto, atacaron sin piedad al gobernador jujeño.
En esa misma línea, está más que claro que la estrategia del macrismo sigue siendo el boicot a cualquier atisbo de entendimiento con el FMI, tal como se comprobó con el viaje del diputado Luciano Laspina a Washington para sugerir una negociación en términos más duros, el rechazo al presupuesto para 2022, los intentos de desfinanciar al Estado forzando bajas de impuestos y ahora en la ausencia de Larreta en las mesas institucionales convocadas para discutir la posibilidad de un acuerdo.
Sin margen para oponerse abiertamente a un acercamiento con el Fondo, todo indica que van a seguir tirando de la cuerda para intentar que los términos sean menos favorables. En otras palabras, apuestan a un nuevo estallido económico y social que redistribuya las culpas de la crisis, licuando la responsabilidad que tuvieron, y que abra las puertas al ajuste ortodoxo.
Y está demostrado que esa corriente obstruccionista también tiene interlocutores en el propio Fondo, donde las voces más ortodoxas, que no son pocas, precisamente, aprovechan los embates que envía la oposición local para poner condiciones en la negociación con el equipo de Guzmán.
Ayer, el propio ministro de Economía lo reconoció ante los gobernadores, cuando dijo que la diferencia todavía sigue siendo entre un programa de ajuste y uno de crecimiento.
Durante el encuentro, tanto Guzmán como el presidente, destacaron que no habrá programa de ajuste, y que se buscará una suerte de gradualismo para sostener la recuperación. El titular de la cartera económica habló del crédito fallido del FMI a Cambiemos, mientras que Fernández remarcó que “no vamos a firmar ningún acuerdo con el FMI que suponga tarifazos”.
Mientras tanto, esta mañana la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, metió más leña al fuego, y embistió contra Rodríguez Larreta, por su faltazo al encuentro de ayer: “Sabemos que no vino a la reunión con Guzmán porque privilegia la interna de Juntos por el Cambio antes que los intereses de los argentinos”, dijo.
“Lo hemos invitado a varios actos, en el último reconoció que lo mataban dentro de Juntos por el Cambio si venía”, afirmaron cerca del presidente Alberto Fernández.
Además, Cerruti apuntó que si JxC “hoy no se presta a un diálogo” es porque el ex presidente Mauricio Macri “tomó casi personalmente la decisión [de acuerdo con el FMI] y en aquel momento no dialogó” con las diferentes fuerzas, y “no le interesó saber cómo se realizaban” este tipo de compromisos.