Un nuevo escándalo cayó sobre el gobierno de Mauricio Macri y su entrega descarada de la soberanía de la Argentina: en las últimas horas se conoció un libro de memorias del exvicecanciller del Reino Unido, Alan Duncan, quien relata su paso por el país en el año 2016 y el acuerdo para que se autoricen más vuelos a las Islas Malvinas y contratos comerciales con los isleños.
Hasta aquí nada novedoso sobre el desprecio de los macristas y el deseo de entregar la soberanía sobre las islas. La novedad está en que el diplomático inglés cuenta que el vicecanciller Carlos Foradoni “estaba tan borracho” que no se acordaba lo que firmó.
Con el título original de “In the Thick of It: The Private Diaries of a Minister”, el libro de Duncan -ministro de Estado para Europa y las Américas de la Secretaría de Relaciones Exteriores y Commonwealth del Reino Unido entre 2016 y 2019- describe crudamente el otro lado de la política británica, y detalla escándalos que involucran a sus pares.
Según explica en el libro, publicado semanas atrás, el británico viajó a Argentina en septiembre de 2016 con el fin de “asegurar concesiones comerciales y acceso aéreo para las Falklands”.
Sostiene entonces que el día 12 de septiembre se encontró con el “excelente nuevo embajador Mark Kent”, designado por el Reino Unido en la Argentina, quien posee “una fabulosa bodega, bien iluminada, con las paredes llenas de botellas de Merlot”.
“El escenario es bastante agradable para una reunión y nos reunimos allí con Carlos Foradori, el vicecanciller”, sostiene Duncan en el libro. “A medida que una botella tras otra se movía de alguna manera desde la pared del sótano a la mesa, las negociaciones mejoraron. Aproximadamente a las 2 de la mañana, acordamos un acuerdo preliminar”, asegura.
El 13 de septiembre, Duncan anotó: “Mark Kent dice que Foradori acababa de llamar para decir que estaba tan borracho anoche que no podía recordar todos los detalles. Como un verdadero británico, Mark le recordó lo que había acordado, fielmente y sin malversación. Así que creo que todavía estamos en el camino correcto” escribió Duncan.
El recordado pacto conjunto firmado por el gobierno de Macri, con Susana Malcorra como canciller, fue muy celebrado por la administración británica y cosechó el repudio de un amplio arco político y social en la Argentina, por lo que Foradori tuvo que presentarse en el Congreso.
El acuerdo Foradori-Duncan implicaba, entre otras cosas, la colaboración de la Argentina con el comercio, la pesca, la navegación y la explotación de hidrocarburos en las islas, así como permitir el establecimiento de “conexiones aéreas adicionales entre las Islas Malvinas y terceros países”, además del “establecimiento de dos escalas adicionales mensuales en territorio continental argentino, una en cada dirección”. Es decir, implicaba reconocer y consolidar el colonialismo británico en el archipiélago.
En Diputados. Tras el escándalo de lo firmado, el vicecanciller debió presentarse en la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados. Foradori argumentó que la política oficial respecto a Malvinas “no es una aventura de este gobierno” sino que responde a “instancias que se vienen dando históricamente”. “Cada uno de los funcionarios de la Cancillería y del Gobierno, por supuesto. tenemos la camiseta argentina puesta”, se vio obligado a aclarar el vicecanciller, quien exaltó la “estrategia del diálogo” como único camino para alcanzar el objetivo del reconocimiento de la soberanía argentina sobre Malvinas.
Los legisladores de la oposición le retrucaron que si realmente era así porqué el presidente Mauricio Macri no hizo ningún reclamo sobre soberanía ante el ex primer ministro británico David Cameron cuando se encontraron en Davos, ni tampoco lo realizó la canciller Susana Malcorra con su par británico Philip Hammond. “Nosotros rechazamos esta estrategia de Malcorra de intercambiar el reclamo por Malvinas por la presidencia de la ONU”, intervino Araceli Ferreyra, también del FpV.
Otro momento tenso, que generó la reacción de la oficialista Elisa Carrió, fue cuando le preguntaron si él era el responsable de lo que se había acordado. “¿Usted firmó el comunicado por propia voluntad siguiendo su criterio diplomático o recibió instrucciones?”, le preguntó la diputada Ferreyra. “Los únicos que tienen facultades para celebrar este tipo de actos son el presidente y la canciller”, eludió Foradori. Fue enfático al subrayar que ellos eran quienes tenían “plenos poderes” para suscribir esos acuerdos con otros países. Carrió estalló. “Nadie tiene plenos poderes en la Argentina, es un agravio al Parlamento Nacional”, dijo la diputada. Incluso se escuchó que decía fuera de micrófono: “Decile que se calle porque es una estupidez decir plenos poderes”.
A partir del escándalo, el canciller Santiago Cafiero dispuso iniciar una investigación interna para determinar la veracidad de las expresiones del exministro británico de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones para Europa y las Américas. La medida, informó la Cancillería, fue ordenada con el objeto de determinar “posibles incumplimientos de los deberes de funcionario público y de las disposiciones establecidas en la ley orgánica del Servicio Exterior de la Nación 20.957 en la firma del acuerdo Foradori-Duncan”.
El pacto comenzó a ser relegado con el cambio de gobierno en diciembre de 2019. La administración del Frente de Todos llevó a cabo una serie de acciones para “dejar sin efecto todas las cuestiones prácticas y los acuerdos posteriores que se derivaron del comunicado conjunto emitido en septiembre de 2016”, detalló la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, que conduce Guillermo Carmona.
“En relación con los vuelos, a pesar de los numerosos intentos por parte del gobierno argentino de presentar iniciativas conducentes hacia una mayor conectividad entre el territorio continental argentino y las Islas Malvinas, el gobierno británico esgrimió distintas excusas para no avanzar en la negociación y parece haber optado por impedir todo avance real y concreto en el sentido de permitir un vuelo directo desde el territorio continental argentino a las Islas Malvinas”, detalló la Secretaría.
Quienes ya peinamos canas y militamos en los sesenta y setenta sabemos muy bien qué es un cipayo. Pensadores como Abelardo Ramos, Arturo Jauretche, Hernández Arregui o Scalabrini Ortiz nos enseñaron sobre los cipayos en este país. Carlos Foradori ya era un cipayo antes de ser vicecanciller, no necesitaba estar borracho para firmar la entrega de la soberanía en Malvinas. Como diría el gran Jauretche: “Si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende”.