El hermano del alma de Macri concretó su expansión sumando las centrales del grupo italiano Enel a Central Puerto. Se convirtió así en el empresario más grande del negocio de generación eléctrica del país. La operación ya quedó en la mira de Defensa de la Competencia.
Nicolás “Nicky” Caputo el “hermano del alma” de Mauricio Macri, dio un paso fundamental en su plan de expansión en el sector eléctrico, al comprar las centrales que tenía la italiana Enel. Se trata de una jugada que le permite apostar a un regreso de Juntos por el Cambio al Gobierno, especulando sobre la más segura instrumentación de un tarifazo, para así poder multiplicar varias veces el valor de activos que hoy logra sumar a precios de remate.
La operación se anuncia después de una semana muy particular para Enel, ya que el Gobierno -luego de amagar con una intervención y hasta con una expropiación de Edesur- anunció el desembarco en esta distribuidora eléctrica con un grupo de veedores, y le aplicó una multa de $ 1000 millones por los cortes de luz que afectaron a miles de usuarios del Amba durante varios días.
Según asegura el portal LaPolíticaOnline, Central Puerto, la generadora que Caputo controla junto a Guillermo Reca, se quedó con la mayoría accionaria de la vieja Central Costanera, y también con la porción accionaria que tenían los italianos en la Central Dock Sud. El Gobierno intentó frenar la operación, pero no tienen margen regulatorio para trabarla.
En tanto, y casi en paralelo, se presentó una denuncia en Defensa de la Competencia para objetar la venta, con el obvio argumento que se está consolidando una posición dominante que distorsiona el mercado. De hecho, Caputo quiere ampliar esa posición y pretende además quedarse con el control de la distribuidora Edesur, también de Enel.
Por supuesto que en ninguna de estas operaciones aparece de manera muy visible Caputo, que según explicaron fuentes al tanto de la venta, sería parte de vehículos societarios del exterior, y que al mismo tiempo se escuda en que supuestamente se habría desprendido de las acciones de esas compañías eléctricas en diciembre pasado.
Otro aspecto escandaloso de la operación fue el precio bajísimo que se declaró por activos estratégicos del país: 48 millones de dólares por la participación de Enel en Central Generación, y 54 millones más por la porción de Dock Sud. Ambas pagaderas “en el exterior”, según detalló el informe a la Comisión Nacional de Valores de Central Puerto.
Por el valor de mercado, cada acción de Generación Costanera, se estima que el precio debería ser del orden de los 140 a 160 millones de dólares, menos los pasivos acumulados por la empresa.
En su comunicación a La Bolsa, la Italiana Enel informó que cerró la venta 75,7% que tiene en Central Costanera, y el 41,2% en la Central Dock Sud y afirmó que “la contraprestación total por la venta de la participación de Enel en las dos empresas asciende a 102 millones de dólares”.
La compra no la hizo Central Puerto directamente, sino que la adquirente es Proener, una empresa controlada Guillermo Reca y Nicolás Caputo, que llevaron las riendas de la negociación con los italianos.
En tanto, el mercado de generación eléctrica, al no estar controlado por el ENRE, no pudo detener la operación. No obstante, por la magnitud de la operación que implica una concentración económica de magnitud, Rodigo Luchinsky podría observarla desde Defensa de la Competencia, aunque no bloquearla.
La tensión que generó al interior del Gobierno esta operación llegó al punto de que el ministro de Economía, Sergio Massa, decidió esta semana golpear donde podía, e impuso una multa de $ 1.000 millones en Edesur, que sí está sometida a la regulación de esa cartera.
De esta manera, con esta adquisición, Caputo pasa a ser el mayor generador de electricidad del país, y si suma el control de Edesur, ejercerá en los hechos nada menos que control del sistema eléctrico del área metropolitana, donde vive casi la mitad de la población del país.