Ante la sucesión de cruces cada vez más virulentos y de un internismo que, por ahora, no pareciera tener techo, Mauricio Macri estaría cada vez más convencido de que la ruptura de Juntos por el Cambio es inevitable.
El ex presidente se dio cuenta que el armado del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con los radicales, es sólido y tiene alcance nacional. Y ahí habría llegado a la conclusión de que no será fácil imponerse a esa estructura, sólo con la figura de Patricia Bullrich.
Según señala hoy el periodista Ignacio Fidanza en el sitio LaPolíticaOnline (LPO), y bajo el título de “Gato encerrado”, Macri analiza por estas horas apoyar públicamente a su ex ministra de Seguridad en la pelea con Larreta. Es un respaldo y puede ser una trampa, si el ex presidente finalmente avanza con un proyecto que viene acariciando en silencio: la creación de un nuevo espacio político con Javier Milei.
Recuerda que la pulseada de poder entre Larreta y Macri ya degeneró en un enfrentamiento personal. Sólo se cruzan en las reuniones de la mesa nacional de Juntos y es a cara de perro. Macri lo ningunea, lo gasta, y Larreta le responde con un hielo que puede ser incluso más ofensivo que las chicanas del ex presidente.
El jefe de Gobierno cree que la decisión de imponer las elecciones con boleta única pese a la oposición pública de Macri lo revalidaron frente al poder. Fue como el primer tiro frontal de ese tortuoso parricidio en cámara lenta que viene tanteando hace dos largos años.
¿Cómo sigue esa pelea? Ni ellos lo saben. Pero después de bajarse, Macri lejos de pararse por encima, se obsesionó con la derrota de su rival interno. La interna es tan destructiva y tan falta de dirección política, que ambos podrían ser responsables de la pérdida de la Ciudad a manos de Lousteau, lo que sería una catástrofe política para el PRO, y que pondría al partido que crearon en el límite de la desaparición.
Bullrich hasta ahora no está embarcada en esa alternativa de romper el partido y armar un nuevo espacio con Milei, aunque cerca suyo son varios los que avanzaron en los últimos días en los contactos con el economista ultraliberal. Dos de sus candidatos a gobernador, Joaquín de la Torre y Javier Iguacel, dieron ese paso.
“Hay que mirar de cerca los movimientos cruzados de Milei y Macri”, están advirtiendo cerca de Larreta.
Para Fidanza, el desafío de esa jugada de Macri es que por ahora no encontró un respaldo en bloque del establishment, que mira con escepticismo el perfil excéntrico del economista libertario. En ese sentido destacan que hay una distancia grande entre ser un instrumento útil para correr la agenda a la derechaa y la presidencia.
Como sea, estos deslizamientos encuentran a Bullrich en una situación incómoda. La ex ministra no es un peón dócil como los que suele utilizar Macri. No está nada claro cuál sería su lugar en una fusión con Milei, ni las ventajas de lanzarse a semejante aventura cuando tiene chances ciertas de ganar la primaria de una de las dos coaliciones con más estructura del país.
“Milei ya tiene una posición, no quiere unirse a Juntos por el Cambio, en Jujuy y en Misiones sacó cero votos”, dijo este lunes la ex ministra en una declaración inusualmente dura contra el economista. Lo hizo al entrar a la cumbre de Juntos en la que Macri llegó citando a Milei: “Ya va a llegar la época de la libertad”, dijo el ex presidente.