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Ya lanzado como candidato, Sergio Massa busca cerrar heridas internas, mientras no descuidará su rol como ministro

Sergio Massa ya estipuló los horarios de su agenda de acá a las elecciones: gestión como ministro de Economía de lunes a viernes, durante el día, y campaña a la noche y los fines de semana. En estos primeros días tras la oficialización de la fórmula en la que está acompañado por Agustín Rossi, cuenta con una agenda de actos de campaña esporádicos, mientras sigue enfocado en su rol de ministro.

Está claro que Massa construirá su propio perfil como candidato, a partir de una agenda propia que no se moverá de los anuncios en materia económica y los puentes que empieza a tender con las distintas terminales del peronismo.

El titular del Palacio de Hacienda tardó unos pocos días, después del cierre de listas, para empezar a moverse como candidato. Esperó que bajen las tensiones internas de una coalición que parecía incendiarse en la antesala de las PASO y que ahora renovó sus esperanzas de competencia, y puso en marcha un plan de acción para, como dicen en su entorno, “cerrar brechas”.

Todo indica que Massa está tratando de refrescar el concepto de la unidad, tan desgastado durante toda la gestión del Frente de Todos, con el claro objetivo de achicar las grietas internas para mostrar un proyecto político sólido que pueda venderse en la campaña.

En esa línea su equipo de comunicación anunció la incorporación de Daniel Scioli y Julián Domínguez como asesores ad honorem del ministerio de Economía. El embajador en Brasil oficiará de Asesor Especial para la Agenda Internacional del ministerio. “Podría ser un futuro canciller”, se animó a decir un funcionario de extrema confianza de Massa sobre el lugar que le tocará ocupar al ex gobernador bonaerense.

En el caso de Domínguez, tiene como encargo gestionar un boceto sobre cómo construir un acuerdo social entre sindicatos, empresarios, universidades y el Estado. Y, eventualmente, llevarlo adelante. El ex ministro de Agricultura fue uno de los que abandonó su cargo cuando Massa se convirtió en superministro y aglutinó bajo su ala los ministerios de Producción y Agricultura que en ese momento ocupaban Scioli y Domínguez, respectivamente.

Mientras tanto, y como no podría ser de otra manera, sobrevuelas las dudas acerca del rol que tendrá Cristina Kirchner en la campaña: “La necesitamos”, dijo el último fin de semana desde Hurlingham Máximo Kirchner. Y para que no quedaran dudas, lanzó: “Que nos dé una mano la compañera, la necesitamos todos los argentinos y las argentinas”.

El viernes pasado hubo una reunión de los equipos de comunicación de las distintas terminales de Unión por la Patria y algunos funcionarios cercanos a la campaña, como el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, quien fue uno de los principales negociadores en el armado de la candidatura única de Massa y al que algunos señalan como posible jefe de campaña.

Allí se empezó a diseñar cómo será el esquema de comunicación de la coalición, bajo los consejos del catalán Antoni Gutiérrez Rubí, que estuvo presente en el encuentro.

El consultor fue acercado por Massa al Frente de Todos y participó activamente de la campaña del 2021. Fue quien asesoró al ministro de Economía durante el 2019, cuando empezó a cimentar la alianza política que selló con el kirchnerismo tiempo después. Al igual que Alberto Fernández lo hizo dos años atrás, Massa empezó el último fin de semana con una campaña de proximidad, basada en un mano a mano con la gente para generar empatía y cercanía, con una ronda de mates en algunas casas de San Martín, el lugar donde nació.

Sin lugar a dudas, el ministro tendrá una tarea compleja para hacer campaña en un contexto inflacionario que ha desgastado el poder adquisitivo de las mayorías. En su círculo político aseguran que en algunos focus-group que se hicieron, la gente no emparenta a Massa con la inflación, y que el aumento de precios aparece como un fenómeno estructural del que la Argentina no se puede deshacer.

Lo cierto es que la campaña será muy particular teniendo en cuenta que en la Argentina ser ministro de Economía implica tener un rol de absoluto desgaste político y que Massa deberá cargar con la crisis política que se generó por el enfrentamiento feroz entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández.

La candidatura de Sergio Massa y la unidad de todo el peronismo detrás de su figura generó un cambio de clima en la coalición oficialista. Se instaló la idea de que el espacio político puede ser competitivo y que ya tiene asegurado un lugar en el balotaje. Las primeras encuestas, que lo mostraron al ministro de Economía como el precandidato presidencial más votado en las PASO.

Sin embargo, esa sensación se cortó este domingo cuando Marcelo Orrego se convirtió en el nuevo gobernador de San Juan y el peronismo sufrió una dura e inesperada derrota después de 20 años al frente del Ejecutivo provincial.

La luz de alerta se encendió a la hora de repasar lo que ocurrió en las últimas semanas, cuando el peronismo perdió en San Luis, Chaco y San Juan, tres lugares donde gobierna. El 16 de julio habrá PASO en Santa Fe y el panorama para que el oficialismo -que hoy lidera el gobernador Omar Perotti -retenga el poder es muy complicado. Juntos por el Cambio y el socialismo formaron un frente de frentes y construyeron una oferta electoral amplia para quedarse con el poder de uno de los tres distritos electorales más importantes del país.

Santa Fe es la provincia donde tiene su base política Agustín Rossi, el candidato a vicepresidente de Massa, por lo que la elección provincial tendrá trascendencia nacional. A ese escenario se le suman, en el anteúltimo día del mes, las elecciones en Entre Ríos y Chubut. Ambas provincias son gobernadas por el peronismo. La primera por Gustavo Bordet, y la segunda, por Mariano Arcioni, del Frente Renovador.

Las proyecciones no son buenas en ninguna de las dos, por lo que algunos dirigentes ven que julio podría terminar siendo un mes negro en términos electorales. Un hombre muy cercano a Massa subrayó que “son elecciones diferentes. Las provincias tienen sus propias internas. La nacional será otra cosa”. Pero, al mismo tiempo, reconoció que los días que vienen pueden ser muy difíciles para el peronismo.

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