A dos días del tsunami electoral que provocó Javier Milei en las PASO, no resulta sencillo entender cómo puede ser que un dirigente recién llegado, con propuestas -en muchos casos- impracticables y con una personalidad -de mínima- inestable, se haya convertido en el candidato más votado de las primarias. Sin embargo, eso es lo que pasó el domingo.
Especialistas en fenómenos sociales y comportamientos juveniles, coinciden en que después de años de fracaso económico y social, una actitud y una estética, una forma potente más allá del contenido y una capacidad de construir comunidad de abajo hacia arriba, podrían ser algunas de las claves para comprender por qué los jóvenes sub 25 eligen al referente ultralibertario.
Además del inesperado 30% que consiguió este domingo, llamó la atención lo uniforme que fue su distribución en el país. Milei ganó en 16 provincias, y su voto recorrió todo el espectro socio-económico.
La sorpresa no debería ser tal si se atiende a lo que muchos consultores, analistas y encuestadores señalan hace tiempo: apatía y desencanto, aseguran muchos de ellos, marcan el sentir de la sociedad. La gran deserción en las urnas que se registró en los comicios provinciales -ratificada por las PASO- es otro indicio de ello.
Afuera del Hotel Libertador, donde La Libertad Avanza instaló su búnker, los seguidores de Milei decían que la economía y las condiciones materiales era una de sus mayores preocupaciones. Falta de trabajo, informalidad o inflación eran los conceptos que se repetían. La dolarización que propone el libertario, como contracara, era una propuesta que muchos compartían porque “total, el país ya está dolarizado”, o porque “así no van a poder emitir más”, decían, para explicar las razones.
“Milei logró sintonizar muy bien con ese hastío y explica en gran medida el fenómeno. No fueron tanto sus ideas. No fue un voto a la derecha lo que se vio, sino sintonizar con un tipo que está ‘tan enojado como yo’”, ensaya Valentín Nabel, de la consultora Opinaia.
Aunque señalan que todavía es un poco prematuro recomponer las partes del “voto Milei”, los consultores practican algunas explicaciones, que recogen pistas de la campaña y los comicios. Por fuera de la conexión con su discurso, entre sus ideas también encuentran razones a la sorpresiva adhesión nacional que consiguió el libertario. La dolarización, como receta para suprimir la inflación, es una de ellas.
Hay acuerdo entre los consultados en que la potencia electoral de Milei se cultiva en un segmento. “Desde donde se irradia la imagen positiva de Milei es el segmento de jóvenes, varones, menores de 30 y especialmente en niveles socioeconómicos bajos. Si la elección fuera en ese segmento, ganaría en primera vuelta”, explica Nabel. “Algunos de ellos convencieron a sus padres, se dio una inversión en ese sentido”, explica.
Y también se destaca que cuanto más joven es el voto, mejor le va. El discurso de autonomía, de libertad y los principios de cierto individualismo emergen contra un Estado, que muchos jóvenes, sobre todo después de la pandemia, ven como algo que cercena libertades.
Una particularidad dentro del segmento joven, que surge de estudios cualitativos, indica que en ese sector social, no solo escaló por sus ideas, sino por su discurso de resistencia al feminismo. Hay muchos de los chicos de esas edades que se sienten incomodados por estos cambios de roles, por el avance del feminismo en general. Y ese discurso, que resiste esos avances, logró fidelizar a parte del electorado.
Ana Miranda es socióloga e investigadora del Conicet. Se especializa en juventudes y asegura que “la veía venir”. “En las investigaciones lo que venimos viendo hace mucho es que los varones jóvenes, sobre todo después de la pandemia, han enfrentado muchas dificultades. Y el espacio donde pudieron expresar esas quejas fue el de Milei”, asegura.
Para Miranda es imposible comprender el fenómeno sin observar el salario de los jóvenes, sobre todo de los varones. La inmensa presencia masculina en La Libertad Avanza es algo que cualquier observador puede notar, y para la experta hay una explicación en términos de género: “La sociedad no ha cambiado tanto y al varón se le sigue exigiendo sostén y provisión. Por supuesto que hay excepciones, pero a los hombres jóvenes tienen que cumplir con esa exigencia, no encuentran respuestas en la economía, y se genera una situación de mucha impotencia”, agrega.
Por su parte, Alfredo Serrano Mancilla, director de Celag (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica), dice que de los 7 millones de votos que obtuvo Milei, hay 5 millones que vienen explicados por la fuga entre Juntos por el Cambio y del Frente de Todos. Mayoritariamente de JxC (3,5 por ciento, contra 1,5 del FdT). “Y entre los menores de 40, votantes en 2019 de Juntos por el Cambio, el porcentaje es altísimo, un 40 por ciento pasó a votar a Milei”, asegura.
“Milei no ha llegado a su techo, puede seguir creciendo”, asegura Serrano Mancilla. Muestra números: la imagen positiva de Milei permanece por encima de la intención de voto. “Se mantuvo durante más de un año entero entre los 35 y 40 puntos, con esos picos de 40 puntos durante muchos meses. Eso es muchísimo”, describe.
En tanto, Diego Sztulwark, coordinador de grupos de estudio de pensamiento político y filosófico y autor del blog “Lobo Suelto!”, destaca que “la ultra derecha es una forma de escenificar una desesperación popular, una falta total de expectativas. Algo que entre nosotros no había aparecido, por fuera de los llamados a golpes militares. Tiene correlatos globales, pero acá adquiere un modo propio. Creo que Milei significa el secuestro de la crítica de izquierda al sistema, con todos sus conceptos: las palabras, la música que usa, la idea de una rebeldía, de quemar todo, de ser anti sistema. Mientras tanto, las llamadas izquierdas se han vuelto algo así como el preceptor de la clase, que levanta el dedo sobre un deber ser que no encuentra correlato en la experiencia”, agrega.
El desencanto también juega un rol en la transversalidad de Milei. “Terminó metiéndose en núcleos electorales que votaron a Alberto Fernández”, señala Mayol. “Alberto logró un 48% en 2019, el oficialismo perdió 20 puntos. Uno de cada cuatro votó a Milei. Un 12% de esos votos perdidos se fueron con Milei”, insiste Mayol.
“Hablarle a ese sector del rol de la universidad pública o del acceso a la salud y a la educación pública es difícil porque muchos de esos actores no reciben muchas de las cosas buenas que puede tener el Estado o reciben la parte mala como la burocracia o los impuestos.
Milei lo sabe. De hecho, cuando se subió al escenario a festejar el resultado, gritó: “Estamos ante el fin del modelo de la casta, basado en esa atrocidad de que donde hay una necesidad nace un derecho”. El público ovacionó.
Para los jóvenes seguidores de Milei el Estado, lejos de ser un amparo, es un problema. Una de las razones fundamentales es que se trata de una generación que nació a finales del siglo XX o principios del XXI, para quienes el fracaso económico, político. social y cultural de la dictadura no aparece en sus recuerdos. Y, por el contrario, sí fueron testigos de “un Estado que es cada vez más grande pero que no tiene mejores servicios”, agrega El doctor en Ciencias Sociales Tomás Borovinsky.
La formación política de los seguidores de Milei no es familiar ni está atada a los partidos tradicionales, sino que tiene una conexión muy potente con las redes sociales. “La tecnología tuvo un efecto disruptivo de abajo hacia arriba y lo vemos en todo el mundo. Crecen liderazgos que muchas veces son grandes destructors de autoridades. Y esos espacios virtuales son clave para comprender cómo se crean redes y conexiones entre personas dispersas del país y del mundo. Acá tenés libertarios argentinos que leen y traducen discusiones de streamers de Estados Unidos. Eso genera comunidad y corona nuevos liderazgos”, dice Borovinsky.
Milei comprendió el lenguaje de las redes con velocidad. No es algo nuevo, pero en Argentina él fue el único que supo que el mensaje tiene que ser rápido, contundente y emocional. No importa explicar cómo se puede dolarizar, qué pasaría después de quemar el Banco Central o argumentar en profundidad sobre la venta de órganos. No importa que grite contra la casta y que en las provincias se haya aliado con los dirigentes que más representan a la clase política enquistada en el poder, que lo hayan denunciado ex miembros de su partido de armar listas con la venia del massismo o que cada vez se conozcan facetas más disparatadas de su vida privada que ponen en duda su estabilidad.
“Lo que importa no es lo que dice o el contenido sino lo que representa. Y lo que representa es una actitud de ‘no me importa nada’ o ‘rechazo todo’ y eso genera cierto interés. Los líderes populistas logran, a través de este nuevo paisaje electrónico y mediático, saltear a los medios tradicionales y comunicarse con el público sin tener que responder preguntas de periodistas que les pidan explicaciones”, coinciden quienes intentan explicar el porqué de ese voto.
Mientras, el periodista Juan Luis González, autor de la biografía de Javier Milei, “El Loco”, señaló que “algo cambió de fondo” para que se dé el triunfo de Milei en las PASO, más allá del “voto bronca”, por lo que “parecería estar encarnando el voto de los trabajadores, que históricamente lo tenía el peronismo”, afirmó.
No obstante, ante la pregunta de por qué cierto sector de la economía informal elige a un candidato que, a juzgar por su discurso, va en contra de los derechos de los trabajadores, sostuvo: “Lo votan porque él dice que no se va a meter en la economía de libre mercado. La gente que está pedaleando 12 horas para comprarse un celular en 6 cuotas y, en la cuota 3 se lo roban y lo tienen que seguir pagando, el Estado no solo no le alcanza, sino que cuando le llega es un problema, como cuando quieren regularizarlos”.
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