“Cuando el enemigo se equivoca, mejor no meterse”, es la consigna que empezó a repetirse hasta el cansancio en torno al comité de campaña de Sergio Massa en las últimas horas, a partir del acuerdo entre Patricia Bullrich y Javier Milei, para apoyar al ultralibertario en el balotaje del 19 de noviembre próximo.
Ayer, mientras cumplía con su agenda del día, y en el marco de una reunión que mantuvo con Axel Kicillof con los 70 nuevos o reelectos intendentes bonaerenses del PJ, el candidato de Unión por la Patria siguió a la distancia la implosión de Juntos por el Cambio en tiempo real, y la conversión de su rival, Javier Milei, en un político que negocia con la “casta”, por lo que, según su mirada, termina de rifar lo que tenía como novedoso para la oferta electoral.
El hecho es que anuncio de Patricia Bullrich, con Mauricio Macri operando en las sombras que rompe el PRO, no cambió el eje de Massa. Es más, quienes están cerca del ministro de Economía se trata del mejor de los escenarios que podía tener, en cuanto a las implicancias que tendrá la fragmentación de Juntos por el Cambio.
Por eso mismo, en el campamento de Unión por la Patria festejaron sin dobles discursos la virtual ruptura a la que quedó expuesta la coalición opositora, a partir del escenario de balotaje, y los apoyos cruzados que radicales y macristas dieron a ambos candidatos, a menos de tres días de la durísima derrota que vivió Bullrich.
Y fueron tres las conclusiones que, como primera reacción, sacaron el oficialismo: la primera es que el diálogo de Unión por la Patria puede ser con la UCR, y ya no con el PRO; en segundo lugar, el peronismo cree que Javier Milei se termina cavando su propia fosa al unirse a una parte de ‘la casta’, y la tercera -y más importante- es que el oficialismo no puede bajar los brazos ni creerse con ventaja electoral.
Con el correr de las horas, se sostenía en el entorno massista que las declaraciones de los radicales -a los que el tigrense apunta para un gobierno de unidad-, respecto de que no apoyarán a ninguno de los dos candidatos, “no complica los planes del espacio”, y confiaban en la “capacidad de diálogo de Massa” para “sumar a los mejores” en su eventual gabinete.
Y por supuesto, en UxP tienen claro que la mejor estrategia seguirá siendo exhibirse como la contracara: una unidad sólida detrás de la candidatura de Massa.
Además, otro planteo recurrente apuntó a que Milei, en su acuerdo con el macrismo, se desdibuja y pierde identidad. Una lectura es que el ex presidente tiene un altísimo rechazo en la provincia de Buenos Aires, sobre todo en el Conurbano, lo que podría afectar al libertario que tiene el apoyo de sectores sociales vulnerables que eran críticos, casi por igual, del peronismo y del macrismo.
“No es un tema que haya seguido. Vi algo en los portales, entiendo que le debe generar confusión a la gente por las contradicciones”, fue el único comentario que deslizó Massa anoche a los cronistas que lo esperaban a la salida del ministerio de Economía.
Luego de las elecciones, el ministro apuntó a mostrarse concentrado en las actividades de gestión y muy sereno cada vez que es consultado por alguna cuestión, la contracara perfecta del desbordado Milei y el estallido público de Juntos por el Cambio.
Por eso, la nueva etapa de la campaña empezó la misma noche del domingo, con el discurso de Massa en el que habló de los radicales y de los “votantes de Juan”, en referencia a Schiaretti.
Mientras tanto, se enfoca en lo que vendrá en los próximos días, con más recorridas en el territorio, anuncios, presencia en actos e inauguraciones de gestión y visitas a provincias. En principio, las primeras serían las que quedaron sin cubrir en el tramo final de la campaña, en medio de la corrida del dólar. Entre ellas está Santa Cruz, a la que Massa no llegó en toda la campaña. Córdoba sería otra de las provincias de visita segura. El desafío del centro del país y el electorado de esa provincia en particular resultarán clave para sumar votos.