En medio de los tarifazos en el transporte y la energía que impulsan una inflación que en diciembre fue del 25 % y en enero del 20 %, Javier Milei prefirió seguir este viernes con su obsesivo ataque contra Lali Espósito, tras la respuesta con altura y respeto con que ayer atendió al presidente la cantante y actriz.
Desde su cuenta en la red social X (ex Twitter), Milei justificó su embestida como una “batalla cultural”. “La raíz del problema argentino no es político y/o económico, es moral y tiene como consecuencias el cinismo político y la decadencia económica”, aseguró.
En un texto titulado “DESARMANDO EL GRAMSCI KULTURAL“, el Jefe de Estado hizo una interpretación personal de las teorías del filósofo marxista italiano Antonio Gramsci, padre del concepto de “hegemonía cultural”.
DESARMANDO EL GRAMSCI KULTURAL
— Javier Milei (@JMilei) February 16, 2024
La raíz del problema argentino no es político y/o económico, es moral y tiene como consecuencias el cinismo político y la decadencia económica.
Este sistema está podrido y por donde se lo toca sale pus, mucha pus, muchísima..
Gramsci señalaba que…
“Este sistema está podrido y por donde se lo toca sale pus, mucha pus, muchísima”, manifestó Milei. Y agregó que Gramsci señalaba que para implantar el socialismo era necesario introducirlo desde la educación, la cultura y los medios de comunicación. Argentina es un gran ejemplo de ello”.
“Cuando uno expone la hipocresía de cualquier vaca sagrada de los progres bienpensantes, se les detona la cabeza e inmediatamente acuden a todo tipo de respuestas emocionales y acusaciones falsas y disparatadas con el objetivo de defender a capa y espada sus privilegios. Así no sólo quedan expuestos aquellos que reciben los privilegios de los políticos en términos de remuneraciones no validables a mercado, sino que también quedan expuestos aquellos políticos, gobernadores e intendentes que se valen de los recursos aportados por los pagadores de impuestos para hacer propaganda política, y por supuesto también los seres más miserables de la política aparecen en busca de alguna ventajita que se apalanque en lo políticamente correcto (aunque en el fondo implique un acto violento)”, indicó.
“Sin dudas, cualquiera sea la columna que se denuncie del edificio de Gramsci, los receptores de privilegios de las otras dos saldrán en su auxilio. Por lo tanto, lo más maravilloso de la batalla cultural llevada a la política versada sobre el principio de revelación es que cuando uno señala las vacas sagradas del edificio de Gramsci, automáticamente genera una línea de separación entre los que viven de los privilegios del Estado y las personas de bien”.
Y cerró: “Acá el problema no es una actriz. Es una arquitectura cultural diseñada para sostener el modelo que beneficia a los políticos. Bueno, nosotros venimos a terminar con eso. Sin embargo, muchos no la ven y no pueden disfrutar de esta clase aplicada… VIVA LA LIBERTAD CARAJO…!!!”.