En una vergonzosa sobreactuación que no hizo más que mostrar la patética sumisión a los Estados Unidos, a Javier Milei sólo le faltó arrodillarse ante la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, que estaba de visita desde el mediodía en Tierra del Fuego para interiorizarse sobre el supuesto interés de China en financiar la construcción del Polo Logístico Antártico, una de sus últimas obsesiones del país del Norte.
Lo llamativo de la puesta en escena en la última medianoche, es que la militar estuvo reunida en la Casa Rosada 24 horas antes, y hasta había compartido con algunos funcionarios una cena de cortesía diplomática en la noche del miércoles, pero el presidente no había participado y necesitaba, como sea, dar un gesto definitivo de alineamiento con los intereses estadounidenses.
En esa primera reunión, de la que participaron el jefe de Gabinete, Nicolás Posse y el ministro de Defensa, Luis Petri, el Gobierno confirmó la firma de un acuerdo para la compra de 24 aeronaves de guerra a Dinamarca, aliado de la OTAN de Estados Unidos. El acuerdo fue orquestado por el embajador norteamericano en la Argentina, Marc Stanley, y tuvo como contrapartida el quiebre de un acuerdo latente desde la gestión anterior para comprar ese mismo armamento, precisamente, a China.
La llegada de Milei a Ushuahia pasadas las 23, estuvo enmarcada por protestas de ex combatientes de Malvinas que lo estaban esperando para denunciar lo que ya asomaba como una renuncia a la soberanía argentina inaceptable para un presidente.
Entrada la medianoche, Milei dio una conferencia de prensa en la que se dedicó a elogiar a Estados Unidos. Habló de “una afinidad natural” entre ambos países, y aseguró que comparte “las ideas de la libertad” y “una visión del mundo” con la potencia del Norte. También ratificó que el país seguirá adelante con la obra del Polo Logístico, aunque de forma “conjunta” con Washington, algo que no estaba en los planes en la previa.
“Ambos pertenecemos a la tradición occidental, con una cultura, una historia política y una forma de vivir en sociedad en buena parte compartida. Una tradición que tiene en su base las ideas de la libertad, la propiedad privada, la vida, que fueron el estandarte de los padres fundadores de ambas naciones cuando diagramaron sus primeras constituciones”, destacó el mandatario, mientras le rendía pleitesía a Richardson.
“Hoy el mejor recurso para defender nuestra soberanía y abordar de forma exitosa estos problemas es precisamente reforzando nuestra alianza estratégica con los Estados Unidos y con todos los países del mundo que defienden la causa de la libertad”, aseguró, en un concepto bastante particular sobre la defensa de los intereses nacionales.
Por su parte, el gobernador fueguino, Gustavo Melella, había anunciado horas antes que “no vamos a recibir formalmente, oficialmente y de ninguna manera a la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos porque hacen prácticas militares junto a Gran Bretaña en el Atlántico Sur, y eso también tiene que ver con una coherencia entre lo que venimos diciendo y venimos haciendo hace muchos años”.
Justamente, una de las especulaciones en torno al viaje relámpago de Milei es que lo hizo para desagraviar a la generala tras la negativa de Melella de recibirla con honores en su provincia.
El Presidente estuvo acompañado por la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei; el Ministro de Defensa, Luis Petri; el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley.
Richardson había llegado al país con una agenda basada en dos preocupaciones centrales: los avances en la construcción del Polo Logístico Antártico, precisamente en Tierra del Fuego, ante la eventual participación de China en su financiamiento, algo sobre lo que EEUU hasta ahora no aportó una sola prueba; y la intromisión y el boicot de la base espacial que el Gobierno de Xi Jinping mantiene en la provincia de Neuquén.
Según trascendió, el Polo Logístico fue para Estados Unidos una amenaza para sus intereses en la Antártida, dado que, según dijo la propia Richardson, China está “intentando asegurarse los derechos para construir instalaciones marítimas de uso dual, las cuales apoyarían la proyección de sostenimiento y poder en las cercanías al estrecho de Magallanes”, lo que habilitaría el de acceso al país asiático a la región antártica.
Otro de los principales intereses de Estados Unidos en esta coyuntura para la Argentina pasa por boicotear la estación espacial china en la provincia de Neuquén. El Estado argentino tiene firmado un convenio con el país asiático para uso con fines científicos. Por indicación de Richardson, el Gobierno deslizó que ahora lo pretende “revisar”. Fuentes de la Rosada hicieron correr esa versión casi en simultáneo con la llegada de la generala al país, a principios de esta semana.
Pese a las sospechas, Estados Unidos no pudo aportar hasta ahora una sola prueba fehaciente de que China utilice esa estación con algún otro objetivo, por caso militar, que es lo que subyace a sus acusaciones. Pero aun así, la administración libertaria se comprometió a realizar un “relevamiento técnico” de lo acordado con China porque, según fuentes oficiales, “hay cosas raras en el contrato”, como que supuestamente Argentina no tiene acceso a la base.
Antes que llegara Richardson, el propio embajador Stanley ya había metido presión alrededor del asunto. “Me sorprende que la Argentina permita que las fuerzas armadas chinas operen en Neuquén”, había dicho en una entrevista con La Nación, en una intromisión directa en las decisiones soberanas argentinas.
La embajada china, enseguida, le respondió a Stanley y, por elevación, a la posición de la Rosada: “La Estación de Espacio Lejano en Neuquén es una instalación de cooperación tecnológica espacial. Los científicos de Argentina y de China tienen acceso al uso de esta estación para investigación científica. En 2019, la cancillería argentina y CONAE coordinaron una visita de delegación de representantes diplomáticos, incluyendo de Estados Unidos, a la estación. Todo esto demuestra plenamente el carácter civil y el modelo de operación abierto y transparente de dicha estación”, dijeron.