La querida Nora Cortiñas, una de las Madres de Plaza de Mayo, falleció hoy a los 94 años. Fue parte de mil luchas desde que se sumó a ese grupo de mujeres en 1977 en búsqueda de su hijo secuestrado por las fuerzas de tareas de la última dictadura.
Nació el 22 de marzo de 1930. La llamaron Nora Irma Morales. Era una de las cinco hijas de una de una familia de españoles que se afincó en el barrio de Monserrat. Su hijo Gustavo empezó a militar en la Juventud Peronista (JP). Lo hacía en la villa 31 de Retiro con el Padre Carlos Mugica. A Nora le preocupaba, le pedía que no se expusiera en las movilizaciones.
A Gustavo se lo llevaron el 15 de abril de 1977 de la estación de trenes de Castelar. Para entonces estaba casado con Ana y tenía un hijito, Damián.
Nora salió a buscarlo. La primera gestión la hizo en la Catedral de Morón. Se acercó a los organismos de derechos humanos que ya estaban funcionando, como la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) o la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Llegó por primera vez a la Plaza de Mayo en mayo de 1977 y nunca más se fue.
Nunca logró saber cuál fue el destino de Carlos Gustavo, pero siempre entendió que la Plaza de Mayo era el lugar desde donde reclamarle explicaciones al poder político. Que abrieran todos los archivos de la represión era una de sus exigencias. Con la llegada de la democracia, Nora se convirtió en una de las referentes de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo.
Hoy Norita está en todos los corazones del pueblo, incluso su rostro está pintado en las barriadas del conurbano junto a Evita y la Virgen.
* Mural pintado por la artista plástica Mariali, en una barriada de Merlo