Mientras el presidente muestra que sigue lleno de odio hacia los universitarios que se oponen a sus políticas nefastas de terminar con la universidad pública, ayer volvió a lanzar sus ataques desquiciados. “Los vamos a auditar. Los chorros no van a tener paz en la Argentina, porque el que las hace las paga. Voy a ir a buscar a los chorros hasta el último rincón de la Argentina y los voy a meter presos. Se acabó el curro en la Argentina, se acabaron las castas”, arremetió el mandatario al ser consultado por la decisión de la UBA de denunciar que las auditorías de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) rompen con su autarquía, afirmó en Radio Mitre.
Mientras se dedica a insultar a quienes lo enfrentan por sus políticas, la situación es dramática para la mayoría de los argentinos que sufren los aumentos de tarifas de luz, gas y transporte. En el caso de los alimentos, el 83% de los argentinos ha reducido o eliminado la compra de los productos habituales.
Según un estudio de la consultora Moiguer, el informe muestra los productos que la gente ha dejado de consumir o que ha sustituido por segundas o terceras marcas. Según el relevamiento, se ha reducido o modificado el consumo de carne vacuna (45 % de las menciones), snacks, papas fritas (41 %), postres/helados (41 %), yogures (40 %), chocolates (39 %), aceite de oliva (39 %), golosinas (38 %) y gaseosas (37 %).
Hoy en día, los argentinos consumen más arroz, fideos y aceites baratos y, paralelamente, recorren los supermercados en búsqueda de ofertas o promociones.
Según la consultora, el 48 % de los argentinos considera que la capacidad de consumo de su hogar es peor o mucho peor; el 62 % interpreta que los ingresos de su hogar están por debajo de la inflación; el 48 % ha tenido que usar sus ahorros para pagar gastos cotidianos; el 52 % de los argentinos ha contraído deudas, y el 41 % no ha realizado gastos suntuarios, lo que incluye golosinas, chocolates, caramelos o alguna gaseosa. Así de difícil está el panorama.
Otros ajustes y resignaciones del bolsillo destacadas fueron: el 76 % abandonó o redujo la frecuencia de visitas a la peluquería, barbería o manicura; el 54 % de los encuestados reconoció que redujo los asados familiares o con amigos (un símbolo cultural argentino de bienestar); el 46 % dejó de ir a comer afuera, y para mejorar el presupuesto, el 46 % vendió productos usados de su casa, y el 45 % compró ropa usada en alguna feria o por internet. Las compañías de artículos de tocador e higiene personal (cremas, maquillajes, champúes, fragancias, perfumes y jabones con propiedades especiales) enmudecieron de golpe, y se horrorizan al ver, por ejemplo, que hay personas que se lavan la cabeza con jabón común.
Han pasado 10 meses y el presidente sigue amenazando a quienes lo cuestionan, mientras la mayoría de los argentinos resigna todos los días algo. Eso sí, los ricos que se dedican a la timba financiera son cada vez más ricos.