Más allá de las directivas del Gobierno en cuanto a que no renuncie, con la presión política y judicial sobre sus espaldas que pone en duda su legitimidad como miembro de la Corte Suprema de Justicia, todas las señales indican que finalmente Manuel García-Mansilla podría dar un paso al costado en los próximos días.
Ya pasaron más de tres días desde que el Senado rechazó los dos pliegos de Javier Milei para el máximo tribunal y -pese a que hasta ahora optó por el silencio público- hay indicios claros de que García-Mansilla (que fue nombrado en comisión por decreto y prestó juramento) renunciaría a su sillón en el cuerpo. El Gobierno sufriría así una derrota completa, y dará por terminada la trama que inició un año atrás con este tema.
Después de la votación en el Senado, que rechazaba su pliego por 51 votos y de que una medida cautelar del juez federal Alejo Ramos Padilla le ordenara abstenerse de firmar fallos y decisiones administrativas, la primera reacción de García Mansilla fue echar a rodar la versión de que les pediría opinión a sus compañeros de tribunal acerca de qué hacer.
A lo largo del viernes último circularon mensajes en todas las direcciones: desde el Gobierno sugerían que al ex decano de Derecho de la Universidad Austral no deberían importarle las opiniones ajenas y quedarse atornillado, bajo la teoría de que su nombramiento por decreto es constitucional.
Antes de la decisión del Senado la postura, cerca de Milei. era que, si rechazaban los pliegos, en el caso de García Mansilla de mínima debería quedarse hasta fin de noviembre, cuando termina el período legislativo, pero intentar estirar su estadía hasta marzo de 2026.
El resultado era previsible, pero no por eso dejó de ser revelador a la hora de mirar el futuro de la Corte Suprema y de la Justicia en su conjunto. El rechazo de los pliegos en la Cámara alta terminó con un largo y tortuoso recorrido que se inició hace un año. Así, García Mansilla ya quedó definitivamente afuera del tribunal. El catedrático, quien asumió en comisión en la Corte, se encamina a dar un paso al costado, a pesar de que en la Casa Rosada hubiesen deseado que se mantuviera en su sillón.
Según el diario La Nación, lo más probable es que la medida se efectivice entre mañana y el martes. Y hay un indicio claro en ese sentido: según fuentes del Poder Judicial, el Gobierno presentó en las últimas horas un recurso por salto de instancia, conocido como per saltum, en respuesta a la medida cautelar dispuesta por el juez federal Alejo Ramos Padilla para impedir que el magistrado pudiera emitir nuevos fallos.
El documento lleva la firma, entre otros, del procurador del Tesoro de la Nación, Santiago Castro Videla, y solicita a la Corte que declare “expresamente los efectos suspensivos” del recurso extraordinario “por salto de instancia y, consecuentemente, disponga, en esa misma providencia, la plena vigencia del Decreto N° 137/25″, que fue el que designó a García-Mansilla.
Si la Corte, como se espera, dispone la admisibilidad del per saltum, cesa temporalmente la vigencia de las restricciones dispuestas por Ramos Padilla y libera el camino para que García-Mansilla presente su renuncia ante el presidente Javier Milei, no como una respuesta a la cautelar, sino como una reafirmación de su decisión personal.