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22 abril, 2025
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Francisco, el Papa que enfrentó a las sectas dentro y fuera de la Iglesia Católica

Por Alfredo Silletta

La muerte del papa Francisco ha conmovido al mundo y nos deja el legado de una defensa firme de las periferias, de los más humildes, de los descartados, y una crítica feroz al capitalismo financiero que adora al “dios dinero” y desprecia al prójimo.

Conocí al entonces cardenal Jorge Bergoglio en el Arzobispado de Buenos Aires allá por el año 2007, cuando le entregué una copia de mi libro Shopping Espiritual, que incluía un capítulo sobre sectas católicas. Conversamos largamente y me contó que el Vaticano estaba investigando los abusos sexuales cometidos por el padre Carlos Buela, fundador de un grupo de extrema derecha nacido en San Rafael y defensor de los militares genocidas.

Desde su asunción como Papa, Francisco no dudó en investigar a decenas de grupos sectarios de extrema derecha que aplicaban técnicas de manipulación sobre jóvenes y habían proliferado en las últimas décadas, especialmente a partir del Concilio Vaticano II, que autorizó el nacimiento de nuevas comunidades religiosas y laicas. No todos estos grupos eran problemáticos, pero algunos resultaron ser totalitarios, represivos con sus fieles, liderados por figuras carismáticas y megalómanas.

Francisco se ocupó de disolver instituciones como el Instituto del Verbo Encarnado, los Legionarios de Cristo, y recientemente, el Sodalicio de Vida Cristiana. En paralelo, impuso severas restricciones al Opus Dei, organización que había crecido fuertemente bajo el apoyo del papa Juan Pablo II.

Entre sus decisiones, el año pasado recomendó al Episcopado argentino frenar las actividades del sacerdote Javier Olivera Ravasi, activo en la zona norte de la provincia de Buenos Aires y fundador de la llamada Orden San Elías, debido a sus métodos de manipulación y su ideología de extrema derecha. Fue ese cura el que organizó la polémica visita a los represores de la última dictadura militar en prisión, en la que participaron legisladores de La Libertad Avanza. El Obispado de Zárate-Campana decidió no renovarle el permiso para ejercer actividades pastorales, argumentando “numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes que se oponían al testimonio cristiano”.

El año pasado, en una extensa entrevista con Jorge Fontevecchia para Perfil, Francisco abordó múltiples temas, entre ellos el auge de la derecha y el crecimiento de grupos sectarios. En un tramo, reveló que había ordenado cerrar tres congregaciones religiosas en Argentina por tener una mentalidad “sectaria y cerrada”. “Me preocupa la derecha exagerada, desarraigada, es muy peligrosa”, afirmó.

Consultado sobre el atentado contra la vicepresidenta Cristina Kirchner y el rol de grupos como Revolución Federal, Francisco fue enfático: “Que no se sectaricen. Cuando un joven se sectariza, se estanca en una actitud peligrosa. Ahí vienen las locuras. Hay movimientos católicos que también caen en eso: sectarizan a los jóvenes. Algunas congregaciones nuevas en Argentina formaban seminaristas cerrados. Tuvimos que disolver tres por esa mentalidad sectaria, por una presunción de ser ‘salvadores de la patria’”.

En otra parte del reportaje, el Papa también apuntó contra algunas sectas evangélicas, en particular contra la Iglesia del Reino de Dios, base política del bolsonarismo en Brasil.

Contó una anécdota con una teóloga luterana brasileña, que le dijo: “La Iglesia del Reino de Dios no es evangélica, es demoníaca. Porque es política, usan a la gente, todo es pago, todo es con fuerza. Buscan el poder”.

Francisco remarcó que es fundamental distinguir entre una religiosidad genuina y una religiosidad utilizada como herramienta política, distinción que también —reconoció— ha sido necesaria dentro del catolicismo.

Cuando le preguntaron si lo tildaban de comunista por su defensa de los pobres, respondió: “Es un anacronismo eso de ‘el Papa es comunista’. El comunismo es una ideología que no tiene que ver con el Evangelio. El Papa trata de poner en práctica Mateo 25 y las Bienaventuranzas.

Jesús lo dice: ‘Tuve hambre y me diste de comer, estuve preso y me visitaste’. Algunos dirán que eso es comunismo, pero en realidad, eso es el Evangelio. Las Bienaventuranzas son el antisigno del imperialismo. En el Evangelio no son felices los que tienen plata o los que dominan a otros, al contrario. Hay que volver a leer Mateo 25 y las Bienaventuranzas. Ahí está todo el cristianismo”.

Escuchemos ahora las palabras del papa Francisco:

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